TRAVESÍA A MELGAR

Como lo hemos hecho durante el último año, en esta ocasión para la Semana Santa, decidimos nuevamente realizar una ruta por Cundinamarca para conocer más municipios de nuestro departamento, con el fin de que más residentes de la capital se animen a realizar viajes de bikepacking cerca de casa.

Jornada 1: Sibaté, Fusagasugá, Icononzo

Para esta ocasión, el destino escogido es Melgar, un pueblo conocido por casi todos los habitantes de Bogotá ya que es un municipio que se ha convertido en lugar habitual para descansar los fines de semana o donde las familias adquieren una propiedad de recreo para el disfrute de las vacaciones.

 

Para llegar allí en carro existen varias opciones como la vía por Fusagasugá y el Boqueron, o por la vía de la Mesa y Anapoima; sin embargo, decidimos explorar una ruta más recóndita y que nos permitirá adentrarnos en las montañas para evitar tráfico vehicular y disfrutar de paisajes maravillosos.

 

Para empezar, salimos por la calle 80 rumbo a Mosquera y Mondoñedo, pero al superar estos puntos y llegar a la autopista hacia Fusa, seguimos al sur para ir hacia Sibaté, un municipio que tuvo su época dorada en los años 40´s y 50´s gracias a que el Embalse del Muña era un cuerpo de agua que permitía la práctica de deportes acuáticos y era lugar de esparcimiento para la socialité Bogotana de la época. Su gloria terminó cuando el gobierno distrital decidió desviar las aguas del Río Bogotá para aumentar la generación de Energía sin medir las consecuencias de verter aguas contaminadas a este cuerpo de agua. Bien es cierto que su peor momento ya pasó y que se están tomando medidas para enmendar los errores, pero pasará un buen tiempo hasta que los ecosistemas se recuperen a su estado inicial.

 

Para cuando llegamos a la cabecera municipal ya llevamos 43 km y casi tres horas de pedaleo, así que paramos a desayunar una cafetería sobre la vía principal que ya teníamos referenciada por salidas de entrenamiento anteriores, así que aprovechamos para llenar el tanque de combustible porque desde este punto en adelante, todo es territorio por descubrir.

 

La salida la marca el Túnel San Miguel, una estructura que va a cumplir un siglo de construido y cuyo objetivo inicial era el ferrocarril que por muchos años conectó el centro del país con la costa caribe. Desde el peaje que se encuentra unos metros más adelante nos descolgamos por una bajada de 14,5Km ya que esta es la cima de Alto San Miguel, un puerto de montaña con una inclinación promedio del 6% y que es muy visitado por los ciclistas locales.

 

La vía nos sorprende con un estado bastante regular, sobre todo en su parte inicial, además de ser bien angosta para ser una vía de doble sentido; así que decidimos ir con calma y disfrutando el paisaje montañoso evitando así cualquier susto.

 

En 45 minutos llegamos a la población más grande que visitaremos hoy: Fusagasugá, la cual tiene un significado especial para los ciclistas pues es la ciudad que vio nacer a la leyenda del ciclismo “Lucho Herrera” quien fue el primer colombiano en ganar una de las “Tres Grandes Vueltas” con su titulo en la Vuelta España de 1987, además de ser de los pocos a nivel mundial que ganó las clasificaciones de montaña en los tres certámenes más importantes del ciclismo World Tour.

 

Al salir de Fusagasugá, nuevamente se podría retomar la ruta de la Autopista para llegar más rápido, pero como bikepackers, preferimos la vía alterna hacia Arbeláez que hará muy especial este recorrido. Claramente al ser una vía de menor uso y tráfico, el mantenimiento también es precario, pero con las llantas de gravel nos sentimos cómodos y seguros para estas condiciones del terreno. Descendemos otros 15 km y ya nos encontramos en Arbeláez, un pueblo que nos recibe con un buen corrientazo para el primer almuerzo del día y que nos ayudará a la escalada de 10km al 3% del ascenso a Portones. Durante este trayecto cruzamos el municipio de San Bernardo, una población conocida y estudiada por los extraños casos de momificación natural que ocurren con los cuerpos enterrados por esta región; un fenómeno que asombra a particulares y a la comunidad científica.

 

Nos desviamos hacia Pandi y nos despedimos del asfalto para darle la bienvenida al destapado de arena y piedra suelta que le da un picante aventurero a la ruta. Pasadas las 2 de la tarde rodeamos Pandi porque su parque principal está en obra así que cruzamos sin detenernos mucho tiempo rumbo a Icononzo.

 

La división entre Cundinamarca y Tolima la marca el cauce del Río Sumapaz que lo cruzamos sobre el Puente San Jose de Pandi y que también marca el inicio de la subida más retadora de la jornada, el llamado Alto de la Cruz con 13 Km al 5% y con un buen porcentaje de destapado. En el camino visitamos Icononzo, Municipio Tolimense bautizado “el balcón del oriente Tolimense” por su privilegiada localización para contemplar la geografía de este departamento.

 

Visitamos su Iglesia San Vicente de Paul, con una rampa que nos pone a sudar y seguimos el recorrido para superar los últimos kilómetros que nos faltan y coronar el puerto. La cima del puerto se distingue fácilmente por una cruz en madera clavada a la orilla de la vía y por un restaurante que nos cae como anillo al dedo pues las reservas se agotaron totalmente para coronar esta subida.

 

Después de unos pasabocas, dejamos que la gravedad haga su trabajo para recorrer los 16 km de la bajada que es muy conocida y recorrida por los aficionados locales y que en otra ocasión nos programaremos para subir.

 

Con el atardecer asomándose en el horizonte, aterrizamos en Melgar en el hotel que nos hospedara y aprovechamos para recorrer algunas calles del pueblo con la mayor cantidad de piscinas en el país.

Jornada 2: Carmen de Apicalá, Apulo, Anapoima

Como es una salida de pocos días, iniciamos el regreso a Bogotá en esta segunda jornada de viaje. No obstante, aprovecharemos para visitar el municipio vecino de Carmen de Apicalá el cual es también muy visitado como sitio de descanso de los habitantes de la capital. Llegamos a tempranas horas de la mañana a su parque principal y al Santuario Nacional de Nuestra Señora del Carmen y a pesar de la hora, afortunadamente encontramos un local abierto para darnos el segundo desayuno.

 

Para salir del municipio y retomar la autopista, nos dirigimos al norte por una vía destapada y polvorienta perfecta para las bicicletas de gravel por lo que tomamos ritmo y avanzamos a buena velocidad, aprovechando las ventajas de diseño de nuestros caballitos de batalla.

 

Llegamos hasta el cruce del Río Sumapaz en donde un puente en precarias condiciones nos permite conectar con la vía Melgar-Ricaurte, y nos dirigirnos hacia este último municipio no sin antes admirar la grandeza e imponencia de esta corriente de agua que atraviesa los departamentos de Cundinamarca y Tolima con un recorrido de 200km de longitud.

 

Cruzamos Ricaurte asombrados por la cantidad de edificaciones en los numerosos condominios residenciales de gran altura que no son tan comunes en poblaciones de tamaño intermedio como esta, pero que, sin duda, le ha traído gran desarrollo a la región. También Girardot es ahora una ciudad pequeña y es difícil recordar que su economía hace unas décadas era netamente agrícola pero que poco a poco migró al sector turístico como es conocido hoy en día.

 

Posteriormente transitamos por la autopista en dirección a Tocaima y Apulo, justo a media mañana y cuando el sol empieza a calentar y la temperatura a subir. Esto hace que nos restrinjamos levemente en el ritmo que llevábamos pues la humedad te agota poco a poco y es mejor tomarse el tiempo para hidratarse, comer bien y protegerse la piel.

 

Lo anterior sumado a que la vía ya empieza a inclinarse subiendo algunos metros de altitud, nos hace sudar constantemente por lo que nos detenemos en Apulo buscando algo de sombra para aliviar la exposición al sol en su hora más fuerte.

 

De Apulo a Anapoima inicia una subida de 6km con 5% de inclinación, la cual decidimos tomar con calma y sin afán sabiendo que aún es temprano y que la jornada de mañana será la que nos ponga a prueba el estado físico.

 

Coronamos el Alto y descendemos unos cuantos kilómetros hasta Anapoima, donde descansaremos desde temprano la noche para salir con los primeros rayos de sol del sábado santo.

Jornada 3: Mesitas del Colegio, Salto del Tequendama

Despertamos en Anapoima estando aun oscuro según el cronograma de la etapa reina del viaje. Contamos con suerte pues el restaurante contiguo al hotel trabaja con los horarios típicos de la carretera por lo que podemos desayunar muy bien antes de empezar a pedalear.

 

A las 6am rodamos nuestros primeros metros y rápidamente entramos en calor pues el clima templado de la zona y el hecho de que iniciamos con una subida con un modesto 3% de inclinación, hace que las jerseys se abran muy pronto.

 

Llegamos hasta los límites de La Mesa y tomamos el desvío a Mesitas del Colegio, pues seguir por la autopista nos llevaría hasta la Gran Vía para entrar a Bogota, y esa es una ruta que ya conocemos, por lo que preferimos desviarnos y entrar por el salto del Tequendama que es un recorrido que hemos escuchado por largo tiempo y no habíamos tenido la oportunidad de visitar.

 

Aprovechamos el descenso de casi 14 km hasta el puente que pasa por el Río Bogota, porque desde ese punto no hay tregua hasta la cima que se encuentra a 36km y 1780 metros mas arriba. Aunque sabíamos lo que nos esperaba, nos toman por sorpresa los primeros kilómetros para llegar a Mesitas porque nos encontramos unas rampas doble digito que rápidamente hacen quemar las piernas y movernos en la bicicleta para no poner el pie a tierra. ¡Y que cerca estuvimos!

 

Como en toda travesía, los imprevistos técnicos aparecen, pero esta vez contamos con suerte pues el pinchazo nos ocurrió saliendo del pueblo, pero justo frente a un taller de bicicletas por lo que el trabajo de despinche se facilitó bastante.

 

Continuamos por la vía que como muchas otras lamentablemente no tiene berma para que los ciclistas tengamos un espacio más seguro para transitar. Sin embargo, nos sentimos bien acompañados pues ciclistas de todo tipo salieron a realizar su entrenamiento por esta vía, así que el cruce de palabras de ánimo motiva para continuar el reto.

 

Superando el 50% del puerto, nos detenemos por unos minutos en un parador sobre la vía que tenía muy buena pinta pues se veían filas de personas para la compra de amasijos. Así que decidimos probar algunos de estos manjares y estirar las piernas para recuperar algo de fuerzas para lo que falta.

 

Finalmente, en el km 47 divisamos el paisaje más esperado de la aventura: La cascada del Salto del Tequendama, de la cual hacemos una primera panorámica a lo lejos, pero finalmente nos detenemos al borde de la carretera frente al llamado en sus inicios Castillo de Bochica, construido entre 1923 y 1927, pero que fue usado como estación de tren, hotel, restaurante, y ahora como museo y centro de interés cultural y turístico. Esto último uso es bastante notable pues la cantidad de carros y peatones en la zona reflejan el interés que un lugar como estos despierta entre locales y visitantes.

 

Continuamos algunos minutos de pedaleo hasta llegar a la Vereda de El Charquito, que, aunque parece una población más, tiene una carga histórica muy significativa pues es el origen de la empresa de energía de Bogota desde principios del Siglo XX con la hidroeléctrica que inició su funcionamiento un 7 de agosto del año 1900.

 

Ahora ya solo nos quedan poco más de 34 km para llegar a casa por la misma ruta por la que salimos sobrepasando el desvío a Sibaté y cruzando los Municipios de Mosquera y Funza. Eso sí, las fuertes corrientes de viento nos llevan al límite y agotan nuestras reservas de energía…Pero al fin y al cabo este es un aspecto de viajar en bicicleta que así como se sufre también se disfruta, especialmente al llegar a casa y pensar en todo lo que hicimos y conocimos en tan solo 3 días.

TRAVESÍA MANIZALES Y MEDELLIN

Oh!! Antioquía Mágica, nuevamente nos seduce con sus montañas y bellezas naturales, aunque ya viajamos hasta Medellín en el 2019, decidimos nuevamente emprender camino a la capital antioqueña, pero esta vez con dos objetivos: Visitar Jericó y Jardín declarados pueblos patrimonio y completar nuestra distancia más larga con 1.000 kilómetros sobre ruedas.

Jornada 1: Bogotá, Armero, Mariquita

Para lograr este objetivo, no podíamos tomar la ruta ya conocida y directa sino realizar la que más lugares nos permita conocer. Por eso la primera jornada la trazamos para llegar a Mariquita por Cambao y Armero.

 

Para la salida de Bogotá y Cundinamarca, escogemos uno de nuestros caminos favoritos que comprende la salida por Funza y Facatativá para llegar el Alto de la Tribuna y descender por 80km hasta encontrar el Río Magdalena en el municipio de Cambao. Como siempre esta ruta nos encanta por su ambiente misterioso y especialmente por el menor trafico vehicular desde el desvío a Guayabal de Síquima.

 

Completamos el primer segmento a las 11.00 am aterrizando en Cambao, en donde el calor es indiscutible, nos detenemos un restaurante conocido para tomar un brunch criollo que nos de la energía para seguir.

 

Después del cruce del Río Magdalena, comienza el tramo desconocido y que nos lleva a Armero, un lugar que se encuentra en la memoria histórica del país por haber soportado toda la furia del volcán Nevado del Ruiz. Con la visita a semejante lugar, es inevitable sentirse sobrecogido y abrumado por la experiencia que sus pobladores sobrevivieron y te ayuda a poner en perspectiva las situaciones o circunstancias que todos tenemos en nuestro día a día. Otro beneficio de viajar por Colombia.

 

Nos tomamos unos minutos para hidratarnos pues el calor de medio día nos pasa factura y tenemos que bajar el ritmo para administrar la energía. Ayuda mucho que la carretera esta en excelentes condiciones y con una berma decente que permite rodar con menos angustia por los vehículos que nos sobrepasan.

 

Alcanzamos nuestro destino al final de la tarde y recorremos algunas calles de Mariquita y su parque principal apreciando el ambiente festivo que prevalece un primero de enero. Aprovechando la hora, nos instalamos en el hotel y descansamos lo mas posible para recuperar fuerzas para la etapa reina del día siguiente.

Jornada 2: Alto de Letras y Manizales

Para subir Alto de Letras, sí o sí, debes empezar tan temprano como sea posible así que a las 5.15am salimos del hotel, prendemos luces e iniciamos el ascenso. El bajo trafico por la hora facilita los primeros pedalazos pero sabemos que la tranquilidad no va durar todo el recorrido y lidiar con el tráfico es una habilidad que se va ganando con la práctica.

 

Completamos los primeros 24km hasta Fresno en donde hacemos la primera parada a desayunar ya que es clave estar siempre bien alimentados e hidratados para sobrellevar un esfuerzo de esta magnitud.

 

Continuamos la subida a un paso sereno pero constante y conforme giran nuestros pedales, pasan los kilómetros y pasan los minutos y las horas.

 

Cruzamos la población de Padua y antes del mediodía llegamos a Mezones, el segundo punto de parada para almorzar con una buena bandeja que nos permite estirar las piernas y distraer la mente para de nuevo recargarnos y continuar con el camino, pero es inevitable notar el agotamiento y el esfuerzo acumulado.

 

Después de Delgaditas, una población conocida por los ciclistas por marcar los últimos y más difíciles 20km del puerto de montaña, seguimos rodando y administrando las reservas de energía y para fortuna nuestra nos encontramos otra grupeta de aficionados que se decidieron a coronar el Alto un 2 de enero. Este encuentro nos da el ultimo impulso para completar los kilómetros finales y ayuda a que la mente se enfoque en otras ideas mas allá del agotamiento y la monotonía de un desafío de esta categoría.

 

Cumpliendo el cronograma previsto, a las 3.00pm nos estamos tomando la foto en el letrero que evidencia la fortaleza del espíritu cuando se traza un objetivo y logra alcanzarlo a pesar de las dificultades. Definitivamente este recuerdo lo llevaremos siempre con nosotros.

 

Aunque nos gustaría quedarnos un rato mas para contemplar el paisaje, aun nos quedan poco mas de 30Km de un descenso de mucha precaución y concentración hasta Manizales, así que emprendemos sin mucha demora el ultimo tramo. Recuperamos algo de calor con un agua de panela en el sector la Esperanza y bajamos con el trafico hasta la vía Panamericana que canaliza el tráfico del departamento de Caldas y su capital, para llegar finalmente al hostal al lado de la vía.

Jornada 3: Santagueda, La Pintada

Despertamos en la capital de Caldas al borde de la Avenida Panamericana y sin un restaurante a la vista iniciamos el camino para salir de la ciudad rumbo a La Pintada, municipio de Antioquia, y con ambiente fresco iniciamos la rodada sintiendo el trajín de una vía tan importante que conecta los departamentos centrales del país; así que debemos andar con mucha atención.

 

Superamos la primera subida hasta el desvío hacia el oriente y que nos llevará al fina de nuestro tránsito por la Autopista del Café en la Glorieta la Manuelita, en donde muy oportunamente se localiza el restaurante que tanto estábamos buscando. Tomamos un buen desayuno e inicia el pedaleo sobre una vía con asfalto impecable, señalización en perfectas condiciones y con una berma amplia y segura para los ciclistas: La Avenida Pacifico III, un proyecto de desarrollo vial nacional, de gran importancia para la conexión del País.

 

A media mañana nos desviamos unos kilómetros para conocer Santagueda, un municipio que los ciclistas locales nos habían recomendado como ruta habitual de entrenamiento. Vemos que su centro no tiene mucha actividad este día, así que después de la foto reglamentaria damos media vuelta y seguimos nuestra ruta.

 

Aunque el reloj aun no marca el medio día, para nosotros el almuerzo ya se hace necesario así que nos detenemos a comer y comienza el menú de frijoles tan característico de la zona; pero que por experiencias anteriores sabemos que funciona para recargar las energías para el pedaleo. Además, nos recargamos bien de líquidos y bloqueador porque empieza la hora crítica de sol y calor y en la que mas debemos estar atentos para mantenernos hidratados.

 

Los kilómetros pasan rápidamente pues la pendiente nos favorece y con un esfuerzo constante tenemos una buena velocidad media, además el paisaje cambiante, el movimiento del flujo vehicular, los desvíos y diseño de la vía, hacen que sea un tramo muy entretenido y agradable de transitar.

 

No obstante, la dicha no es completa pues aproximadamente a mitad del recorrido comienzan los atascos y paradas intermitentes debido a trabajos que aún se están adelantando por la construcción y mantenimiento de esta autopista. Aunque estos eventos sí disminuyen la velocidad de avance de los ciclistas, también tenemos que decir que ayudan para que en ciertos tramos tengamos un transito solitario y momentos de menos tensión al no tener vehículos sobrepasándonos a altas velocidades.

 

Con el GPS marcando poco más de 100Km, sabemos que lo mas exigente ya pasó así que nos detenemos en algunos puntos para admirar la imponencia del Río Cauca que es usado como divisor entre el departamento de Caldas y Antioquia y que brinda una riqueza hidrológica y biótica que hace muy especial esta región.

 

Siendo las 3pm y el Km 122, paramos a almorzar en un agradable restaurante con panorámica al río, porque la energía se consume rápidamente en estas condiciones además de que los aromas de parrilla hacen inspirar a cualquiera. Con el tanque lleno rodamos por los últimos kilómetros para llegar a La Pintada que nos recibe un trafico denso y bullicioso propio de un punto de cruce y que interconecta varias vías principales.

Jornada 4: Andes, Jardín

En la cuarta jornada amanecemos con ansias ya que el destino es el primer pueblo patrimonio de la Travesía: Jardín; del cual tenemos muy buenas referencias así que madrugamos para llegar lo mas temprano posible y tener tiempo de disfrutar de sus encantos.

 

Aún con la penumbra del inicio del amanecer, tomamos la vía principal para desembocar en la Autopista que lleva a Bolombolo, y como es costumbre en Antioquía, nos sorprende una super carretera “recién” construida que dibuja nuestra ruta al oriente hasta donde nuestros ojos nos permiten ver.

 

Nos entusiasmamos con semejante pista de carreras y empezamos a pedalear con muchas ganas, pero con unos cuantos kilómetros nos damos cuenta de que debemos bajar la adrenalina pues transitamos por una serie de columpios que nos pueden robar mas energía de la necesaria.

 

Programamos la parada a desayunar en el Km 40 en Peñalisa, punto de inflexión para dirigirnos a Jardín y coronar uno de los puertos mas largos con 60 Km al 2% promedio de inclinación. Tal vez este numero no asuste a muchos, pero con la experiencia que tenemos y con el acumulado, sabemos que hay que tomarlo con calma y administrar la energía pues el pedaleo debe ser constante y sin descanso.

 

Antes de llegar a nuestra primera parada, admiramos la maravilla de la ingeniería y no solo por la calidad y amplitud de las vías sino por los viaductos, puentes y zonas de asistencia que la componen. La estructura que nos hace detenernos es el puente que desemboca en el Tunel Mulatos, una estructura de 500m de longitud y unos impresionantes 100m de altura ¡Una barabaridad!. Lo admiramos desde uno de los puntos de menor altitud y paramos en una de sus bases para asimilar la magnitud y maravilla de esta obra.

 

Peñalisa nos recibe con el mejor chocolate negro hasta el momento y después de estirar las piernas emprendemos la escalada del día despidiéndonos de la obra Pacifico II, y se nota la diferencia pues el asfalto tiene una textura mas tosca, desaparece la doble calzada y la berma existe a pedazos. Sin embargo, no se trata de nada fuera de lo común y que ya no hayamos experimentado así que tomamos ritmo y avanzamos sin prisa pero sin pausa.

 

Así llegamos al medio día y alcanzamos el municipio de Andes, al cual entramos y nos regala una sorpresa: el SUMA – Sistema Urbano de Movilidad y Accesibilidad-, un sistema de túneles y puentes que conecta los puntos mas interesantes de la población y usado como sala de exposición de la geografía del municipio y sus corregimientos.

 

Después de satisfacer nuestra curiosidad, retomamos la carretera y la subida de la cual aun nos faltan 15km cuyos 6Km iniciales resultan tener la mayor pendiente promedio con un 6%. No parece mucho pero ¡sí que cuesta!.

 

Alcanzamos nuestra meta, pasadas las 3.00pm, lo que nos da tiempo de probar las delicias de sus panaderías, restaurantes y pizzerías. Todo esto rodeando uno de los parques mas lindos que hemos visto y la deslumbrante Basílica Menor cuya particular estética quedó grabada en nuestra memoria.

Jornada 5: Hispania, Jericó

Despertamos con una mañana fría y húmeda, muy diferente a los días anteriores donde el calor era el protagonista. Último vistazo a la Basílica Menor y arrancamos con el descenso de 60Km pasando por Andes e Hispania, población por la cual nos desviaremos temporalmente para conocer su parque principal en donde nos embrujan los cuatro árboles samanes que lo conforman. Una maravilla de la naturaleza y a la cual se le hace homenaje en nuestra moneda de 500 pesos.

 

Continuamos hasta Peñalisa donde aterrizamos a media mañana, justo a tiempo para tomar el desayuno #2 y continuar camino por la Autopista Pácifico II para recorrer poco mas de 15Km de los columpios que nos engañaron el día anterior, así que esta vez administramos mejor las fuerzas para superar estos kilómetros con el mínimo gasto energético.

 

Llegamos al puente Madre Laura antes del medio día y es el camino para desviarnos para iniciar el ascenso de 22km a Jericó. Notamos que la vía es mucho mas angosta y sin berma por lo que se debe estar muy atento a los vehículos y el tránsito en general.

 

Nos sorprende el primer segmento con unos tramos muy pendientes y largos, debemos sacer fuerza de las adoloridas piernas para seguir empujando y avanzar poco a poco. No obstante, tan pronto vemos una tienda – porque no hay muchas en el camino – nos detenemos para refrescarnos y comer y así estar siempre con buenos niveles de energía. La parada nos roba un poco mas de tiempo del programado, pero vale la pena para retomar fuerzas y afrontar lo restante.

 

Continuamos, pero sigue siendo duro, algunas curvas y rampas doble digito nos hacen mecernos sobre la bicicleta…pero no paramos así vayamos muy despacio, lo importante es mantener un ritmo y seguir avanzando a la velocidad que sea posible.

 

Como en muchas subidas, la naturaleza y la mano del hombre han creado unos miradores espectaculares desde las montañas, y esta subida no es la excepción, pues aparece una pequeña tienda con unas mesas bien dispuestas en un balcón que permite admirar la maravilla del valle antioqueño y su magnifica geografía. Bebemos unos refrescantes jugos de frutas y nos llevamos la postal para el recuerdo.

 

Finalmente, pasadas las 3pm vemos el letrero que marca la llegada al segundo pueblo patrimonio de la travesía y del cual tanto habíamos imaginado. Su entrada resulta ser el mejor punto del pueblo para tener una vista casi de 360 grados de sus edificaciones y población junto a la estructura del Cristo que es tan conocida.

 

Agradecidos, pero con el cansancio hasta en los dedos, dejamos los caballitos en el hostal y descansamos con una deliciosa taza de café en el parque principal y estiramos las piernas con una muy suave y lenta caminata por las coloridas callejuelas y andenes que este pueblo ofrece a sus residentes y visitantes.

Jornada 6: Tarso y Cauca Viejo

Para la sexta jornada, en el plan de viaje contemplamos ir hasta Fredonia en donde nos esperaría otro ascenso de casi 20 km el cual en el mapa parecía realizable, pero viendo la dureza de estas carreteras y escuchando el cuerpo anunciando la fatiga acumulada, decidimos omitir la subida y regresar directo a La Pintada, a manera de una jornada mas relajada y de recuperación.

 

Aprovechando esta gabela, desayunamos con tranquilidad en uno de los cafés tradicionales de Jericó permitiéndonos conocer una linda historia de una familia de la región que trabaja en el sector cafetero.

 

A media mañana salimos del pueblo para tomar la misma vía del día anterior, pero con una experiencia muy distinta al ser descenso, que obviamente requiere mucha menos energía, pero sin estar muy relajado pues las maniobras y estado de la vía requieren de la total atención del ciclista.

 

Nos detenemos brevemente en el mirador para observar la panorámica del valle del Río Cauca pero el clima nos hace un chiste posando una densa nube en el horizonte que limita la visual a unos cuantos metros. Aun así, se siente la majestuosidad de las montañas.

 

Como no iremos hasta Fredonia, decidimos reemplazar el destino con una visita a Tarso, un municipio para el cual se deben transitar 7Km en un desvío hacia el occidente y como suele pasar, debemos escalar una subida de casi 6km al 5%. Se hace amena la escalada porque el flujo de trafico es bajo además de sorprendernos un par de ciclistas de la zona usando una e-bike, en un lugar recondito como estos. ¡Definitivamente la bicicleta no tiene limites!.

 

Además de Tarso, también decidimos hacer una modificación a la ruta para tomar momentáneamente la vía vieja reemplazada por la Pacifico II y donde bordeamos el pueblo Cauca Viejo, conocido por ser una población “privada”.

 

Pasado el medio día nos detenemos en Puente Iglesias, el mirador del Río Cauca, para almorzar y mantener la energía en un buen nivel. El corrientazo con frijoles es bien recibido por el cuerpo y continuamos camino hacia La Pintada para tener una buena noche de descanso y afrontar de la mejor manera el reto mas importante de esta travesía.

Jornada 7: Alto de Minas, El Retiro y La Ceja

Para superar Alto de Minas, al igual que para Alto de Letras, la recomendación es iniciar tan temprano como sea posible pues es un puerto de 43Km al 4% que pone a prueba a cualquier ciclista tal y como lo ha hecho con los profesionales en importantes competencias nacionales.

 

Por eso, sin salir el sol comenzamos la rodada saliendo de La Pintada y tomando la vía hacía Medellín, por una vía asfaltada en buenas condiciones, pero sin berma y con un buen flujo de trafico. A medida que pedaleamos, poco a poco el cielo va aclarando y podemos admirar el filo de la montaña que vamos recorriendo y el valle entre la cordillera que convierte este puerto en uno de los mas bellos que hemos visitado.

 

Aunque el paisaje nos maravilla, no podemos desconcentrarnos porque conforme avanzan los minutos a la vez se incrementa el trafico vehicular y especialmente el de carga, por lo que toca tener nervios de acero para rodar junto a todos los camiones que nos sobrepasan.

 

Nos detenemos en el municipio de Santa Barbara para tomar el desayuno que nos recarga de energía, y debido a que ya estamos a casi 2.000 msnm, decidimos colocarnos las fundas de los zapatos pues con la ropa mojada por la llovizna y el viento de la montaña el frío no se hace esperar.

 

Continuamos a un ritmo un poco mas ágil pues la parte con mayor grado de inclinación ya la superamos, además hay un par de descensos que permiten descansar las piernas y los músculos de todo el cuerpo.

 

Clavamos la bandera de victoria a las 10.30am en la cima y la dicha nos invade, pues realizar este ascenso con todos los kilómetros ya acumulados, no es tarea sencilla. Para celebrar, una exquisita cazuela de frijoles con pedazos de maduro nos espera en el restaurante del lugar, muy visitado por turistas.

 

Para llegar a Medellín decidimos usar la ruta, entrando por la Ceja, por lo que para tomar el desvío a Rionegro debemos devolvernos 6km y girar al oriente por el municipio de Versalles cuya camino es pavimentado pero muy estrecho así que hay que ir con los ojos bien abiertos para que el trafico del lugar no nos tome por sorpresa.

 

Atravesamos el municipio de Montebello  llamado también “nido de águilas” por su ubicación incrustada en las montañas. Seguimos a la vereda la Granja  donde realizamos otro desvío hacia el norte y comienza la herradura de mas de 25km hasta El Eetiro. Monteadrentro nos seguimos maravillando con el paisaje montañoso y superando varios columpios que paulatinamente consumen nuestra energía restante y avanzamos a un ritmo más moderado, sin embargo resaltamos que el terreno en su mayoría es bastante pedaleable solo con unos cuantos tramos para una MTB, especialmente en la parte final

 

A media tarde, visualizamos las edificaciones de El Retiro, municipio con varios destinos turísticos y sitio regular para las salidas de fin de semana de los antioqueños. Obviamente el estomago clama por comida así que almorzamos en uno de los tantos restaurantes del centro del pueblo y recorremos los últimos 17km hasta La Ceja donde nos espera nuestro hospedaje.

Jornada 8: Ríonegro y alrededores

Ya estando en La Ceja, nos queda un corto trecho de 18 km para llegar a Rionegro en donde dejamos nuestro equipaje porque será nuestro punto de concentración por los próximos 2 días y que nos permitirá hacer recorridos alrededor de la capital antioqueña y conocer sus hermosos municipios.

 

Lo que inicio como una vuelta turística, terminó siendo un recorrido de 134km en el que fuimos al occidente hasta Marinilla y el Santuario; hacia el norte hasta Guarne; por el oriente hasta la Glorieta de las Palmas y rematamos con el Alto de los Topos por el embalse La Fé.

 

Nos sorprendió gratamente el excelente estado de las vías, y las alternativas que tienen los ciclistas para usar ciclovías y carriles exclusivos. Además de que existe constante señalización que alerta a los conductores de la presencia de los deportistas en las vías. Un muy buen ejemplo que esperamos se duplique en muchos otros departamentos.

 

Recordaremos este día por una de las mayores tormentas que soportamos pues subiendo Alto los Topos, un puerto de 11 km al 4% cuyo inicio se identifica por el El Parque Ecologíco los Saldos y el embalse La Fe, las gotas rápidamente se convirtieron en una tempestad que nos hizo exprimir las fuerzas que teníamos para superar el ascenso lo mas rápido posible y llegar al hospedaje para cambiarnos.

 

A las 4pm coronamos y hacemos el descenso hasta Rionegro con mucha precaución, pues la humedad siempre cambia la respuesta de la bicicleta y es mejor prevenir que lamentar.

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Jornada 9: Carmen de Viboral, La Unión

Para rematar semejante aventura y en la que nos han acompañado, nada mejor que subir un puerto reconocido de la región. Esta vez el turno es para Alto de la Unión, un ascenso que se debe superar para llegar al municipio con el mismo nombre y que es muy frecuentado por los lugareños.

 

Antes de llegar al lugar del ascenso, aprovecharemos para darnos una pasada por otros municipios paisas como Carmen de Viboral famoso por sus artesanías y su “calle de las arcillas”, un corredor comercial decorado con mosaicos de vajillas para rendir tributo a sus trabajadores artesanos.

Hecha la tarea de turista y desayunar lo típico de la zona, nos dirigimos a la base del puerto marcado por la glorieta que reparte para la Unión o para La Ceja. En el camino nos contagia la emoción de ver mucho ciclista rodando por las vías y especialmente este puerto es recorrido seguro para todos los locales. Incluso nos animamos a una sana competencia con los colegas que hacen divertida esta última subida.

 

La cima del puerto termina unos 5km antes del municipio y la mayoría de ciclistas izan bandera en la cima y se devuelven, pero como estamos conociendo, obviamente descendemos hasta el parque central de la Unión en donde la decoración Navideña adorna sus zonas verdes y a la Capilla el Santo Sepulcro.

 

Iniciamos el retorno sin prisa, pues queremos disfrutar cada pedalazo que nos queda por los caminos antioqueños, así que nos divertimos con la bajada a la autopista y tomamos varias fotos del paisaje verde frondoso y con las ciudades antioqueñas a lo lejos.

 

Para realizar el circuito completo, nos dirigimos a La Ceja, donde ya habíamos pasado hace 2 noches pero que nunca sobra repasar para llevarnos todos los recuerdos que podamos. Seguimos rodando alternando el uso de las vías vehiculares con la ciclorutas que se encuentran en perfecto estado y que invitan a los ciclistas a pedalear de manera segura en ellas, especialmente las de ingreso a El Retiro, municipio emblemático que escogemos para darnos un muy buen almuerzo a manera de despedida y aprovechando su amplia variedad gastronómica y de restaurantes con diferentes especialidades.

 

Finalmente, recorremos los últimos kilómetros pasando por la Glorieta de las Palmas y Llanogrande para llegar al hotel a alistar maletas, empacar bicicletas y despedirnos de estas maravillosas tierras. Nos sentimos maravillados y agradecidos de a ver tenido la oportunidad de ver tanto de Colombia, pero a la vez reconocer de todo lo que aun falta por explorar.

CIRCUITO BICIBOGOTA REGIÓN

Vivimos en Bogotá y llevamos más de 6 años recorriendo los caminos de la capital. Se podría creer que las alternativas están agotadas, que ya todas las rutas han sido transitadas, pero ¡¡nada mas lejos de la verdad!!

La RAPE-REGION CENTRAL, ha creado el segundo circuito perimetral alrededor de una ciudad capital después de CiclaMadrid y el primero en Latinoamérica. La ruta de 300 kilometro rodea Bogotá  y recorre sus municipios aledaños para así potencializar el cicloturismo como actividad turística y motor de la economía.

Consta de 8 segmentos que se pueden recorrer individualmente o colectivamente y para que se animen a realizarlos, aquí les explicamos cada uno y así se atrevan a descubrir los mejores paisajes de Cundinamarca.

Segmento 1

Cañón del Río Blanco: Choachí - Guasca

Segmento 2

Florecer de la Sabana: Guasca - Zipaquirá

Segmento 4

Montañas Legendarias: Zipaquirá - Puente Piedra

Segmento 5

Rocas del Origen: Puente Piedra - Sibaté

Segmento 6

Del Campo a la Ciudad: Sibaté - Pasquilla

Segmento 7

Sendero del Frailejón: Pasquilla - Chipaque

Segmento 8

Camino del Condor: Chipaque - Choachí

VIAJAR LIGERO EN BICI: BIKEPACKING

¿QUÉ ES EL BIKEPACKING?

En palabras sencillas, el bikepacking es una forma de hacer cicloturismo priorizando la ligereza y practicidad en el equipaje instalándolo en compactas maletas y bolsos que se adapten a la geometría y espacios disponibles en el cuadro de la bicicleta; permitiendo explorar todo tipo de terrenos y rutas. Básicamente, es la habilidad que tienes de montar la bicicleta por mas de un día con solo lo esencial amarrado a ella.

 

Por su puesto, hay numerosas maneras de practicarlo y el método que se use dependerá de las características del viaje tales como su duración, el tipo terreno, el tipo de acomodación, el clima, las condiciones del destino y otros; pero más que cualquier otra cosa dependerá de la experiencia y preferencias del viajero. Es decir, conforme el viajero realice más y más aventuras irá definiendo cual es la modalidad que se ajusta más a sus gustos y nivel de esfuerzo físico.

¿QUÉ EQUIPAMIENTO NECESITAS PARA HACER BIKEPACKING?

Tienes una bicicleta? Si? – Entonces estas listo para darle una probada al bikepacking. No te detengas a pensar demasiado en que necesitas un equipaje especifico y único para viajar, lo mejor es empezar con lo que tienes y realizar cortos viajes de prueba en los que vayas aprendiendo lo necesario. 

 

Pero, habiendo escrito estas primeras palabras de motivación, a continuación, mencionamos los detalles técnicos que debes considerar para viajar en bici.

LA BICICLETA

Aunque cualquier bicicleta sirve como medio de transporte para viajar, debe haber una coherencia entre las características del vehículo y el terreno a transitar. Se puede tener una bicicleta de características básicas, pero así mismo se debe elegir una ruta cuya complejidad no exceda las capacidades de la bici y de su piloto. Por ejemplo, si no se cuenta con suspensión el mayor porcentaje del recorrido debería ser sobre pavimento o un destapado amigable; en el otro extremo del espectro, si se tiene una bicicleta doble suspensión, el transito por asfalto se sentirá más lento y monótono por lo que es momento de adentrarse en la montaña para aprovechar esas ventajas.


Sin importar la bicicleta de la que se disponga, lo que sí es mandatorio es tenerla en buen estado, con piezas y repuestos con suficiente duración y preferiblemente con un servicio de mantenimiento reciente que asegure que los ajustes estén en su punto. Lo anterior, tanto por seguridad como por disfrute de la experiencia ya que lo menos deseado es gastar tiempo en reparaciones o peor aún modificar el programa por andar buscando como arreglarla.

EL EQUIPAJE

Este punto es el que hace mas diferenciable el bikepacking de otras modalidades de cicloturismo. El principio es aprovechar al máximo los espacios y geometría del cuadro para acomodar maletas y bolsos sin agregar alforjas o aditamentos que eleven el peso o aumenten el volumen significativamente.
Es así como recientemente han ido aumentando las empresas dedicadas al diseño y fabricación de maletas que cumplan con requerimientos tales como ligereza, resistencia, versatilidad y durabilidad y cuyo diseño permita acomodarlas y amarrarlas al cuadro de la bici.


Teniendo en cuenta lo anterior las maletas mas comunes son:

  1. Seatpack/Saddle Bag: Para colocarse debajo del sillín amarrándose a la tija y a los rieles del sillín. Se encuentra en volúmenes de 6 L hasta 18L.

  2. Framepack: Ubicada en el triangulo que forman los principales ejes del cuadro. Ideal para llevar los objetos mas pesados.

  3. Top tube bag: Se instala en el tubo superior posterior a la potencia. Útil para guardar elementos que necesites manipular constantemente y tener fácil acceso mientras montas.

  4. Handlerbar Bag: Para aprovechar el espacio frente al manillar. Permite guardar ítems de gran volumen, pero livianos.

¿QUÉ LLEVAR EN UN VIAJE DE BIKEPACKING?

Un reto de viajar en Bicicleta es elegir qué llevar en el equipaje. Por eso aquí les compartimos, desde nuestra experiencia, lo que no puede faltar y lo que sobra, en una travesía.

 

La regla general cuando empacamos es elegir solo aquellas cosas que son realmente necesarias, porque cada cosa que agreguemos aumentará el peso, serán más duras las subidas y avanzaremos más lento.

 

Teniendo esto en cuenta, nosotros agrupamos las cosas en 4 categorías:

ROPA Y ASEO PERSONAL:

Para pedalear solo necesitas «2 pintas»: una puesta y otra en la maleta, y cuando decimos “pinta” nos referimos a: medias, badana y jersey; ya que 1 cuello, 1 mangas, 1 cap, 1 par de guantes, 1 chaqueta impermeable, son suficientes.

 

Adicionalmente llevamos una camiseta de material sintético y ropa interior para descansar cuando finaliza la jornada y para dormir. También llevamos unos zapatos de playa, como estos, para caminar los pueblos que visitamos ya que son muy livianos y ocupan poco espacio.

 

No puede faltar las gafas (sin estuche¡¡) y el casco.

 

En cuanto al aseo personal llevamos: desodorante, crema No.4, crema hidratante, protector solar, shampoo, jabon, cepillo y crema dental. Como todo esto ocupa espacio y “pesa”, aconsejamos re-envasarlos en empaques más pequeños de acuerdo con la duración del viaje.

 

Cosas que sobran pueden ser: zandalias, gorro de baño, pijama, maquillaje, joyería, billeteras, pantalonetas ni pantalones (porque para eso están las 2 badanas)

HERRAMIENTAS:

Evidentemente necesitas ir equipado para resolver los problemas mecánicos más comunes, así que no olviden: Para el pinchazo parches, pegante, paletas, neumáticos y la bomba, y para fallas mecánicas multiherramienta, navaja, pastillas de frenos (o cambiarlas antes de viajar), aceite para la cadena.

TECNOLOGÍA:

En cuanto a los accesorios tecnológicos están las luces frontales y traseras, el ciclocomputador, aunque si no tienes, google maps te puede sacar de apuros; y sus respectivos cargadores. En nuestro caso adicionalmente tenemos la cámara con la que grabamos los videos.

 

Por protección recomendamos llevar estos elementos en bolsa plástica o Ziploc para evitar cualquier daño en caso de lluvia o polvo.

Para el celular que va en el Jersey, también usamos Ziploc en la que también llevamos cedula, tarjeta crédito/débito y efectivo.

COMIDA:

En cuanto al combustible para el motor, es decir tu cuerpo, es bastante personal y depende mucho de la experiencia de cada uno. En nuestro caso nunca falta una bolsa de proteína. Aunque es lo más pesado del equipaje, es un muy buen complemento.

 

Por otra parte no usamos geles sino preferimos barras, de pronto gomas (por lo práctico) y comida «normal» que puede ser: galletas, bocadillo, banano, tortillas pero nuestro favorito es…..lo que haya en el camino.

 

Parte de la experiencia del viaje es probar la gastronomía de cada sitio, así que para comer mientras pedaleas bienvenida la arepa en todas sus versiones, amasijos como (11a): almojábana, pan de yuca, pan de bono.

 

En las paradas no hay nada como el desayuno y el almuerzo casero, el tamal, agua de panela, las ensaladas de frutas y cualquier otra cosa que les antoje…

 

… Eso sí, con mesura, ya que nuestra recomendación es comer porciones pequeñas, pero de manera frecuente, porque no se trata de llenarse de comida cada vez que paren sino darle combustible al cuerpo constantemente para que no se debilite o deshidrate en recorridos extensos.

Básicamente esto es todo lo que necesitan para realizar un viaje en bicicleta. Lo más importante en el bikepacking es reducir el peso para disfrutar la experiencia al máximo y recorrer más kilómetros.

TRAVESÍA BICIBOGOTA REGIÓN

Bogotá es mundialmente conocida como la capital de la bicicleta. La ciclovía de Domingo es una de las iniciativas de mayor reconocimiento nacida en el Distrito Capital y ha sido replicada por muchas otras ciudades alrededor del mundo.

 

Faltaba complementar los cientos de kilómetros dentro de la ciudad con una alternativa que conecte la ruralidad que rodea y abastece a la población capitalina; así que la entidad Región Central  RAP-E, identificó esta oportunidad y la implementó en un circuito de 300km que rodea Bogotá pasando por los municipios aledaños, atravesando la sabana occidental y cruzando los majestuosos cerros orientales.

 

La ruta está compuesta por 8 segmentos que se pueden pedalear individualmente, pero que decidimos cubrir su totalidad en 3 dias al estilo bikepacking!!.?

Jornada 1: Puente Piedra, Sibaté, Chipaque

Como ya muchos deben estar familiarizados, la salida de la calle 80 es una de las mas prácticas para los ciclistas en sus días de entrenamiento y lo es para nosotros para realizar los diversos viajes que hacemos cada año.

 

Por lo anterior decidimos empezar el circuito con el segmento “Rocas del Origen” iniciando en la Glorieta de Puente Piedra y terminando en el Embalse del Muña con 40,5 Km y 500 m de desnivel. Un buen segmento para calentar piernas.

 

El inicio de la ruta fue bastante encantador puesto que partimos pasadas las 5am y el amanecer nos fue alcanzando en la carretera destapada que cruza grandes cultivos e invernaderos de la famosa industria floricultural del departamento. Tras 1,5 horas alcanzamos el primer casco urbano del día llegando a Madrid en donde conocimos su parque principal llamado Pedro Fernandez y su Catedral.

 

Tras un rápido snack, cruzamos la autopista a Mosquera – Facatativá y continuamos por la vía terciaria paralela a la autopista principal, adentrándonos en la ruralidad de los municipios aledaños a la capital y que en sus corrientes de agua lleva el desafortunado peso de ser el desagüe de millones de personas y sus actividades diarias.

 

En realidad, ésta es de las pocas veces que no se puede describir con palabras románticas y poéticas el paisaje que nos rodeaba. Había basura, escombros, plástico, materia orgánica….y con esto un ambiente pesado y respirar era incómodo. Paramos un par de veces a admirar las colinas y formaciones rocosas que le otorgaron el nombre a este segmento, pero nuestro espíritu estaba algo acongojado al evidenciar el impacto de la actividad humana en los recursos naturales.

 

Puede ser que haya sido un impacto vernos envueltos en este tipo de ambiente pero también nos hizo reflexionar que parte del cicloturismo es conocer en detalle el territorio por el que transitas, y como todo en este mundo, nada es perfecto. Es un buen recordatorio para valorar lo que tenemos y cuidarlo para que más seres lo puedan disfrutar en su mejor versión.

 

Tras conectar con la autopista hacia el Embalse del Muña, vamos por camino conocido pues habíamos realizado entrenamientos por esta zona, así que a las 8.30am llegamos sin contratiempos a Sibaté para darnos un buen desayuno ya que el camino por venir era totalmente desconocido.

 

Al salir de Sibaté, tomamos el desvío hacía el oriente y que nos adentrará a las montañas del sur de la capital. Este segmento llamado de “Del campo a la ciudad” nos tenía muy expectantes pues atraviesa una zona inexplorada por la mayoría de ciclistas y no teníamos ninguna referencia sobre sus características.

 

Nos recibió con una buena via gravelera pero en pocos kilómetros nos muestra su verdadera cara con repechos de mucha inclinación que nos puso a sudar por poco más de 3 km. El terreno nos da un descanso aunque el estado del terreno es bastante agreste y rocoso, por lo que el avance no están tan rápido pero nos da la oportunidad de admirar el paisaje predominantemente árido y donde destacan las canteras de explotación de material agregado y de construcción.

 

Hacia el medio día llegamos a la periferia de la localidad Ciudad Bolivar, un corto tramo del cual teníamos mucha incertidumbre puesto que se tienen ciertas predisposiciones respecto al tema de seguridad en esta localidad de Bogotá; no obstante, tenemos que decir que aunque en esta ocasión no tuvimos ningún inconveniente (tanto así que paramos para la foto panorámica y en la Iglesia de Quiba); no está demás tomar medidas de prevención y así no pasar algún mal rato. Entonces aconsejamos ir en grupo, en horas del día y transitar sin mayores paradas.

 

Seguimos avanzando poco a poco, pero es un terreno duro y técnico pasan un par de horas y tan pronto divisamos un lugar semipoblado paramos para almorzar puesto que no hemos encontrado lugares de abastecimiento en el camino. Seguimos hasta Pasquilla y bordeamos ligeramente el embalse La Regadera el cual apenas si divisamos porque miramos el reloj que nos acosa indicando que ya estamos a media tarde y aun faltan 25km.

 

Este número es engañoso, pues en condiciones “normales” esta longitud se puede recorrer entre 1 a 2 horas, sin embrago tras desviarnos de la vía que comunica Usme con Sumapaz, nuevamente entramos a terreno destapado, rocoso e inclinado. Podemos recorrer unos buenos kilómetros pero conforme nos acercamos al paramo y a sus montañas, debemos poner pie a tierra y empujar la bici en varias ocasiones. En realidad, llegamos a preguntarnos si alguien más se había atrevido a hacer este recorrido en bicicleta, y pues según Strava parece que somos lo primeros ¡¡y con razón!! ya que aun habiendo superado el punto mas alto a 3.360 msnm, debemos seguir empujando por que las fisuras y grietas son muy profundas y el riesgos de caída es demasiado.

 

Hasta pasadas las 6.00pm el terreno vuelve a ser pedaleable, pero ahora la penumbra del atardecer es el que nos impide descender con mayor velocidad. Evaluando la situación decidimos tomar con calma lo que falta haciendo una ultima parada en una pequeña tienda justo antes del cruce que dirige hacia Usme y hacia Chipaque.

 

Finalmente, casi a las 8 de la noche entramos en el parque principal de Chipaque que, para subirnos el ánimo después del fuerte desgaste, nos recibe con una iluminación navideña y coloridas fuentes de agua que nos recuerdan que el esfuerzo vale la pena.?

Jornada 2: Chipaque, Ubaque,Choachí, Guasca

Despertamos lo más temprano que el cuerpo nos permite pues con la experiencia del día anterior, sabemos que la ruta de este día va a ser todo un reto.

 

Sin mucha espera, al salir de Chipaque, iniciamos con el Alto de Tapias, un puerto de montaña de 7.8km al 4% que empieza cruzando la autopista Bogotá-Villavicencio y donde también inicia el segmento “Camino del Condor”.

 

El pavimento nos da tiempo de calentar piernas y aunque el cielo esta nublado, el frío no se siente. A mitad de camino desaparece el asfalto para dar la bienvenida al destapado que nos acompañará a lo largo de la jornada, pero seguimos avanzando a ritmo calmado pero constante.

 

El descenso de 16 kilómetros se complica un poco pues la superficie del terreno es rocosa, y con los brazos y manos resentidos por el día anterior, rápidamente vuelve la fatiga y el dolor, por lo que agradecemos cuando nuevamente encontramos pavimento y llegamos a Ubaque, el primer casco urbano de la Jornada en donde tomamos el desayuno.

 

Siguiendo nuestro GPS, notamos que la ruta no está trazada sobre la vía principal sino por una paralela más corta hasta Choachí; en principio parece genial ahorrarse un par de Km, pero pronto nos damos cuenta que el ahorro no es tal pues los caminos en placa huella usualmente son señal de pendientes altas….y tal cual!!…debemos subir 2km al 13% promedio con máxima de 20%.

 

¿La recompensa por el esfuerzo?  El acuatizaje en la Laguna de Ubaque, un cuerpo de agua con una quietud que pocas veces se encuentra y que contrasta con el ajetreo incesante de una ciudad capital. Por unos minutos bordeamos sus aguas y respiramos profundamente para llevarnos ese aire puro que tanto buscamos cada vez que nos montamos sobre la bicicleta.

 

Kilómetro 33 y llegamos a Choachí, municipio que resuena en los pensamientos de los ciclistas capitalinos pues uno de esos retos que tienes que superar cuando llegas a cierto nivel, ya que la vía directa Bogota-Choachí incluye un puerto de montaña de 30km que pone a sufrir y disfrutar a cualquiera que lo intente conquistar.

 

Siendo media mañana, tomamos un brunch y reiniciamos con un corto pero agudo descenso hasta el Puente del Río Blanco en donde es inevitable hacer una parada para tomar una panorámica de la corriente de agua y tomar un profundo respiro para enfrentar Alto del Palo, una subida de 32km con 4.2% de inclinación promedio.

 

Los primeros 10 km, aunque retadores son manejables y disfrutables pues el terreno permite avanzar a una velocidad decente, además y el tramo se compones de subidas y bajadas que lo hacen diferente y divertido. Sin embargo, al sobrepasar el puente del Río Ají, la situación se complica considerablemente. La superficie está llena de piedras grandes y sueltas y la pendiente doble digito es una constante; tanto así que solo 3 kilómetros nos consumen poco más de 1 hora hasta llegar al sector conocido como El 36 en donde hacemos una parada intermedia en la tienda para comer paquetes y Pony Malta recargando el tanque de energía para afrontar lo que falta.

 

Observamos el mapa y marca solo 30 km hasta llegar a Guasca, pero ya sabemos que el terreno es engañoso y que debemos poner toda nuestra energía y concentración para cumplir la meta de llegar aun con luz del día.

 

El suelo y la pendiente se ponen de acuerdo para hacer el tramo lo suficientemente aceptable para pedalearlo pero aun así la velocidad no es muy alta y es difícil encontrar líneas limpias que suavicen el tránsito, por lo que por momentos la monotonía y el cansancio empiezan a hacer mella y sentimientos de desespero y algo de angustia se hacen presentes en nosotros.

 

No obstante, es en estos momentos donde la experiencia vale oro y es posible controlar los pensamientos de ansiedad. No nos desesperamos y nos concentramos en el éxito que hemos conseguido llegando hasta este punto y nos repetimos una y otra vez …” ya vamos a llegar”…

 

Pasadas las 4.30pm entramos a corredores conocidos pues empatamos con el circuito que lleva al PNN Chingaza, así que esto refuerza nuestros ánimos para los últimos kilómetros que completamos justo en el límite programado.

 

Guasca nos recibe con la decoración navideña en su parque, una deliciosa hamburguesa con cerveza y damos por terminado el segundo día de travesía.

Jornada 3: Guasca, Ganchancipá, Tabio, Tenjo

El día amanece soleado y brillante lo que contrasta con la fatiga acumulada del cuerpo pero que nos revitaliza para terminar esta travesía con toda la energía positiva.

 

Arrancamos por las bien conocidas carreteras que llevan de Guasca a la Cuchilla y que muchos capitalinos hemos recorrido, pero pronto el mapa nos indica un desvío en dirección opuesta para dirigirnos al embalse de Tominé.

En la vía Sopó-Guatavita nos desviamos al oeste para adentrarnos en la cadena montañosa que bordea el embalse y separa el sector oriental de la Autopista Bogotá-Tunja. Aprovechamos todos estos primeros 10km para ir con calma y calentar piernas hasta la base del Cerro la Cabrera, un corto puerto de 4km al 7% que documentamos meses atrás para el canal, así que es un lugar conocido, pero no por eso menos doloroso para las piernas.

 

En 45 minutos coronamos el puerto y empezamos el descenso hasta Gachancipá que es bastante divertido por la combinación de superficie destapada y placa huella, pero a la vez se debe transitar con mucha concentración pues la velocidad aumenta rápidamente y el transito de peatones, motos, carros y otros ciclistas es frecuente.

 

Tras visitar el parque principal de Gachancipá, cruzamos la autopista y nos dirigimos hacia Zipaquirá pero no por las carreteras vehiculares habituales si no por vías veredales con un buen porcentaje de destapado y mucho verde alrededor.

 

Ya es media mañana por lo que nos detenemos a tomar el desayuno antes de entrar al municipio de Egan Bernal, que como es de esperarse un alto número de ciclistas típico del domingo transita por sus vías.

 

Nos dirigimos al segundo ascenso del día el cual es el Alto San Jorge, una subida que se incluye frecuentemente en los entrenamientos de los capitalinos. Con este tramo termina el segmento de BiciBogotá Región llamado “Florecer de la Sabana” e inicia “Montañas Legendarias” que nos llevará por Tabio y Tenjo hasta la glorieta de Siberia, nuestro punto final.

 

Claro esta que al igual que en las jornadas anteriores, el mapa indica las vías paralelas en vez de llevarnos por las principales, mostrándonos la ruralidad del territorio cundinamarqués y del cual nos enamoramos cuando estábamos dando nuestros primeros pedalazos hace ya varios años.

 

Este puerto de montaña lo coronamos dos veces, por decirlo de alguna manera, pues llegamos a la cima del segmento asfaltado y a donde la mayoría de los ciclistas llegan en sus salidas dominicales; y la cima real que es el punto mas alto 2.890 msnm pero que se encuentra en destapado. Así mismo también es su descenso en sus primeros 2km que nuevamente hacen resentir los músculos ya trajinados por los días anteriores.

 

Rodamos por Tabio a medio día, y es el momento de buscar almuerzo que en esta ocasión escogemos un restaurante al lado de la carretera y que llama nuestra atención por la foto de una hamburguesa con pan negro. Una curiosidad más de la gastronomía colombiana.

 

La vía Tabio-Tenjo, nos sorprende con un tramo de sterrato plano y arenoso con las características ideales para las bicicletas de gravel. Nos divertimos un rato tratando de mantener una buena velocidad, pero ya las energías son pocas así que agradecemos cuando nuevamente el asfalto vuelve.

 

Tenjo nos recibe con un sol que nos sube la temperatura, pero para que no pase desapercibido el municipio, llega la única pinchada que tuvimos durante la travesía. ¡Bueno, gajes del oficio!

Tras superar el impase, nos preparamos para los últimos dos retos: un repecho llamado La cuesta que desemboca en la vía que dirige a Puente Piedra y otro conocido como La Punta. Ambas se convierten en el broche de oro ya que son muy inclinadas pero rodeadas de unos paisajes del occidente de la sabana y adornados por túneles verdes que le dan el último empujón al espíritu para terminar la travesía.

 

Terminamos con el conocido tramo de la autopista Villeta-Bogotá, satisfechos de haber logrado el reto en los tres días planeados y sobre todo con las ganas de darlo a conocer por que es una ruta que los capitalinos deben conocer; así que ¡Anímense a recorrer el circuito de BiciBogotá Región!!

TRAVESÍA A SANTA MARTA

Jornada 1: Bogotá, Ubaté, Barbosa, San José de Pare

Para ser honestos, si nos hubieran preguntado hace un par de meses si haríamos la ruta Bogotá-Santa Marta lo mas probable es que habríamos contestado – No, gracias; pero la vida da vueltas y una serie de circunstancias se conjugaron para que cambiáramos de opinión. ¡y menos mal fue así!

Existen varias alternativas para iniciar esta travesía al mar Caribe desde Bogotá, y para escoger, el criterio que usamos fue bastante personal: el recorrido que no hemos grabado ni compartido con los seguidores amantes de la bicicleta. Con esto en mente optamos por hacer en esta primera etapa la ruta Ubaté-Chiquinquirá-Barbosa-San Jose de Pare.

 

Iniciamos temprano porque es una ruta larga de 180km en la cual atravesaremos varios municipios y la carretera es muy cambiante, así que es mejor tener tiempo de sobra y no que falte.

 

El primer reto de la jornada no será un puerto de montaña sino una pinchada a escasos 30km de comenzar a pedalear. La vía sucia y llena de vidrios ocasionó un hueco en una de las llantas traseras que el sellante del sistema tubeless no pudo cerrar, así que tuvimos que detenernos para instalar el neumático. En este momento, la travesía nos da la primera lección: siempre revisar el estado de los neumáticos pues uno de ellos estaba pinchado, pero nos dimos cuenta cuando ya estaba instalado….

 

Remediamos con otro neumático, pero el episodio nos cobró casi una hora de camino, ni modos, aunque un tanto frustrados, retomamos camino y continuamos para ahora sí superar el puerto de montaña de la jornada: Alto Tierranegra, un ascenso de 10km al 5% que inicia en el peaje Casablanca hasta la entrada de Tausa, un municipio con dos vidas pues fue fundado en 1748 y reubicado en 1912.

 

Coronamos en el sector Boquerón y descendemos la cara opuesta del puerto de igual longitud e inclinación y cruzamos Sutatausa hasta llegar a Ubaté en donde escogemos un restaurante sobre la vía para desayunar y recargar los bidones.

 

El siguiente segmento constó de poco más de 60 km casi planos a excepción de unas 3 subidas cortas en las inmediaciones de Chiquinquirá y poco después de Saboya. Cruzamos las poblaciones de Capellanía, Susa y bordeamos Simijaca hasta llegar a Chiquinquirá, una ciudad Boyacense de gran importancia por económica y comercial, pero sobre todo por su basílica y la virgen María exhibida en su interior. No obstante, en esta ocasión decidimos no adentrarnos en la cabecera municipal puesto que es de un tamaño considerable y el tráfico también puede bajar el ritmo que traíamos así que escogemos la variante y dejamos la visita turística para otro día de menos afanes.

 

Después de almorzar en Saboyá, inicia el descenso mas esperado de la jornada pues son casi 25km en el que avanzamos rápidamente sin mucho gasto de energía, aunque si debemos estar muy alertas pues el estado de la carretera es muy irregular y el tránsito de tráfico pesado.

 

40 minutos después termina la dicha y llegamos a Puente Nacional, aunque seguimos derecho tomando la variante. De este municipio a Barbosa solo restan escasos 10 km para Barbosa y otros 15km a San José de Pare. La media tarde nos alcanza saliendo de Barbosa y con rayos de sol a nuestras espaldas. Con la sensación de que casi cumplida la misión, nos tomamos unos minutos en una tienda para refrescarnos con una Pony y comiendo una picada con gallina criolla.

 

Para rematar, aun nos cuantos kilómetros de llegar al hotel, decidimos desquitarnos y nos desviamos ligeramente para conocer Güepsa, una población cuya economía se basa en la siembra de caña panelera. Rápida vuelta al parque y salimos por el norte para encontrarnos con una sorpresa: la vía se encuentra casi hundida evitando el tránsito de vehículos. Afortunadamente el desastre vial aun no es total y motos y bicis se pueden dar las mañas de cruzarlo. ¡Difícil situación para los locales!. 

 

Así concluimos la primera jornada de esta travesía y el resto de la tarde nos dedicamos a alistar los corotos del siguiente día y comer y descansar para recuperar energías porque nos queda mucho camino por delante.

SANTA MARTA 1

Jornada 2: San José de Pare, Socorro, San Gil

Después de una noche de sueño profundo, salimos del hotel con la sorpresa de encontrarnos a un colega francés que ha recorrido Colombia durante 2 meses. Él ya viene regresando de la costa e intercambiamos consejos para el recorrido que aun nos falta a cada uno. 

Iniciamos con un buen desayuno en la estación de servicio al lado del hotel cuyo restaurante nos sorprende con una decoración muy sofisticada y una oferta de productos igualmente especial; pero lo importante es que podemos comer suficiente para esta segunda jornada.

 

La etapa de hoy es una vieja conocida, pues los 100 km que nos separan de San Gil ya los recorrimos en uno de nuestros primeros viajes en el 2018 cuando conocimos Barichara.

 

Este segmento nos dejó unos recuerdos emocionantes, pero en especial el inesperado cansancio ya que es una ruta engañosa por los numerosos columpios y repechos que tiene el perfil.

 

Siendo así, sabemos que tenemos que tomarlo con calma y no sobrepasarnos de revoluciones cuando estemos en esas cortas bajadas en la que la velocidad sube la adrenalina y tienes la sensación de que puedes ir a toda marcha hasta encontrarse con una subida que te detiene en seco y te obliga a pararte en pedales.

 

Como comenzamos con el tanque lleno, el objetivo es administrar las energías y la comida hasta llegar a Oiba, ya que es el punto medio del recorrido. Además tenemos buenos recuerdos de su parque principal por su hermosura y unos deliciosos emparedados con jugo que probamos en la ocasión pasada.

 

Pero primero pasaremos por poblaciones como Santana en el km 9, Tolatá, El Olival y Vado Real. Aunque no nos detenemos en ninguna de ellas, soñamos con explorar todos esos cruces, vías y carreteras al oriente que conectan con Boyacá y poblaciones como Santa Rosa de Viterbo, Paipa, Gambita o Duitama.

 

Cumplimos el objetivo de llegar a Oiba y nuevamente recorrimos su parque principal pues tiene un encanto y belleza muy particular. Tomamos un excelente desayuno con las arepas santadereanas que nos encantan acompañadas de caldo de costilla y así destinamos 1 hora para recuperar fuerzas.

 

Al retomar, nos espera los kilómetros que faltan del ascenso de 8,4km al 4% que iniciamos en la Quebrada Boyacá y que se extiende hasta el desvío a Guapotá. Mientras tanto nuestra mente divaga en los hermosos paisajes, en la verde vegetación y en los escenarios naturales que nos maravillan. Cada vez entendemos el potencial que tiene el país para el Turismo. Esperemos que proyectos de inversión en las vías como La Troncal Central Norte (que va por Duitama-Capitanejo-Málaga-Pamplona), el proyecto que cruza Los Curos-Capitanejo-Málaga, y el segmento San Gil-Charalá-Encino-Duitama nos se queden en proyectos en papel y que de verdad potencialice la economía de esta inigualable región.

 

Nos divertimos en un largo descenso de 30km que nos lleva hasta la población de Berlin cruzando por el importante municipio de Socorro, que nos ha hospedado en varias ocasiones y que disfrutamos siempre de su imponente Basilica y hermoso parque principal.

 

Habiendo superado Berlin, a los 85 km, nos queda un camino ascendente un tanto irregular hasta San Gil, pero que siendo ya medio día, lo tomamos con calma para no sobrecalentarnos con los 35°C que nos acompañan y que nos recuerdan que estamos a tan solo 1100 msnm.

 

Finalizamos con un almuerzo con una buena carne santadereana y después de escampara una corta pero intensa tormenta aterrizamos en un hotel cerca al Parque el Gallineral y caminamos el centro del municipio durante la tarde.

 
SANTA MARTA 2

Jornada 3: San Gil, Cañon del Chicamocha, Girón

Empieza uno de los días más importantes de la travesía: La etapa para atravesar el Cañon del Chicamocha.

 

Salimos antes de las 6 de la mañana de San Gil y sin mucho tiempo para calentar, al pasar por el parque el Gallineral, la vía no da espera e inicia picando para arriba y con un alto porcentaje de pendiente en sus primeros kilómetros. Por momentos, nos invade la duda de resistir una etapa difícil si al inicio ya nos sentimos con las fuerzas limitadas, sin embargo conforme avanzamos y la pendiente se relaja un poco respiramos y nos damos cuenta que en realidad el inicio era un segmento retador pero que no es la constante. ¡Qué alivio!

 

Conforme avanzamos los 25 kilometros de ascenso nos adaptamos a una vía asfaltada en buen estado pero sin berma y con alto tráfico vehicular y pesado; así que es de esos recorridos en los que se debe ir muy concentrado y atento a todo el rededor.

 

Cruzamos los desvíos a Mogotes y Curití municipios con interesantes atracciones naturales como cuevas y cascadas que resaltan aun más el potencial turístico del departamento del Santander.

 

En 2 horas y 11 minutos llegamos al punto mas alto e iniciamos el descenso de casi 30 km que nos llevará hasta las entrañas del Cañon del Chicamocha. Sabiamos que este segmento no iba a ser sencillo pues la vía es angosta, con mucha curva y sobre todo mucho tráfico. Pero, aunque estábamos avisados, honestamente es una de las bajadas de mayor complejidad que hemos realizado y que, sin pasar a mayores, nos dejó algunos sustos al rebasar camiones de carga larga. Por esto nuestro consejo es tomarlo con calma y paciencia pues no son pocas las historias de accidentes ocurridos con consecuencias fatales de las que nadie quiere ser parte.

 

Para fortuna nuestra, ya que existen puntos de parada como Aratoca, o Panachi, tenemos un largo segmento en el que baja el tráfico vehicular y nos liberamos de la presión por lo  que podemos disfrutar del hermoso paisaje montañoso y admirar el cambio de la vegetación de un verde intenso y de muchos tonos que se va tornando naranja y amarillo de un clima más seco y árido.

 

Con el viento del descenso golpeando nuestro cuerpo, llegamos a Pescadero a las 9am sintiéndonos frescos y con temperatura corporal cómoda, pero una vez nos detenemos para tomar desayuno en seguida percibimos que la temperatura se eleva a los 30°C y que el sol nos va a acompañar por las próximas horas. Por esto, en la parado nos aseguramos de comer bien, hidratarnos y llenar bidones pues esto será la clave para continuar a buen ritmo la ruta.

 

Comenzamos a media mañana Alto Los Curos, una subida de 15km al 4,6% que nos pone a sufrir porque tanto las condiciones climáticas como el tráfico son difíciles de manejar y ninguno da tregua. ¡¡Razón tenían aquellos que nos abrían los ojos con gesto de asombro y un disimulado temor, cuando les contábamos íbamos a pedalear por esta carretera!!.

 

Pero al final, como todo en la vida, las dificultades son relativas y también dependen del punto de vista. En esta ocasión, esta lección la recordamos al ver a dos colegas cicloturistas realizando el mismo recorrido pero casi con la casa sobre el caballito!!. Si nosotros estábamos sufriendo, apenas nos imaginamos la infinita paciencia que deben tener estos valientes para afrontar el reto de esta manera. Aunque quisiéramos haber compartido y cruzado algo más que un saludo, cada uno estaba dando su propia batalla interna para cumplir el objetivo por lo que nos limitamos a dar algunas palabras de ánimo y admiración.

 

Coronamos el puerto poco antes del mediodía y celebramos con un grito de emoción para levantar el ánimo, el espíritu y “auto-felicitarnos” por el reto cumplido. La motivación funciona pues tenemos algunos arranques para intentar no dejarnos sobrepasar de tractomulas que nos pisan los talones y así no quedar detrás de ellas en el descenso, y aunque momentáneamente tenemos éxito, al aparecer un columpio, no hay manera de igualar semejante poder y potencia de estos animales mecánicos. ¡Pero bueno, es divertido intentarlo!

 

Ingresamos a Piedecuesta y la carretera se abre a 2 y 3 carriles, pero así mismo incrementa el tráfico y número de vehículos que transitan. Es una autopista ocupada, concurrida y agitada por lo que se debe estar muy atento para maniobrar con seguridad. 

 

Ya con el tanque en las últimas, en el km 85 divisamos un restaurante amplio y cómodo donde decidimos almorzar con toda la calma del caso sabiendo que ya lo que nos queda es un tránsito por Floridablanca y bordear Bucaramanga para llegar a Girón, nuestro destino para esta jornada.

 

Así, a media tarde nos recibe Girón, otro pueblo patrimonio en el que izamos bandera, y recorremos su hermoso centro histórico con una caminata que nos permite estirar piernas y rellenar el espíritu con la esencia de los pueblos colombianos y la experiencia del bikepacking.

Jornada 4: Girón, San Alberto, Aguachica

Nos despertamos en Girón antes de que sonara el despertador, algo bastante extraño cuando estamos viajando ya que el cansancio por el esfuerzo físico hace que el sueño sea profundo; pero en esta ocasión una fuerte lluvia acompañada de tormenta eléctrica nos despierta antes del amanecer y nos hace pensar en el estado de la ruta en estas condiciones climáticas.

 

Nos alistamos sin mayor prisa para darle tiempo a la naturaleza y tener una oportunidad para salir en mejores condiciones. Nuestras oraciones son respondidas favorablemente, y pese a que no se detiene por completo, su intensidad es mucho mas aceptable y partimos poco antes de las 6 de la mañana.

 

Iniciamos con mucha calma ya que además de la lluvia y los charcos, nos encontramos con una vía en muy mal estado convirtiéndose en una carrera de obstáculos a evadir entre los huecos del asfalto, los carros, camiones y motos; todos luchando por avanzar y llegar a destino.

 

Una vez llegamos a la avenida Libertadores y la Vía al mar, las cosas mejoran ya que el trafico disminuye un poco y la vía es mas ancha y con berma, pero tras cruzar la glorieta que comunica a Bucaramanga con la costa, volvemos a una zona mucho más cómoda con la reaparición de la doble calzada. Aquí también empieza el primero de los numerosos columpios a superar en la jornada de hoy con dos tramos de aproximadamente 4km cada uno.

 

En este segmento, nos ocurrió de las anécdotas que mas recordaremos pues para total sorpresa, nuevamente nos encontramos con los colegas cicloviajeros del día de ayer en el Cañon del Chicamocha. Van mucho mas protegidos contra la lluvia y pacientemente pedaleando para mover esos kilos sobre las alforjas. Damos un rápido saludo que mas tarde ese día se extiende a una conversación por chat a través de las redes sociales en el que nos cuentan que su objetivo final es llegar hasta la Guajira. ¡Tremenda aventura!

 

Tras coronar este primer ascenso, continuamos por un descenso de igual longitud hasta Quebradaseca y en el que despedimos la doble calzada por enésima vez pero en este caso no la volveremos a ver hasta el km 107, es decir transitaremos por casi 80km de carrril sencillo en el que la tensión por los vehículos es constante y no se puede perder la atención al camino y todos los factores alrededor.

 

Hacemos pausa para desayunar en el km 25 antes de llegar al municipio de Rionegro. Favorablemente, mientras tomamos los alimentos la lluvia cesa y nos alegramos porque hará del resto de la etapa una experiencia mucho más agradable.

 

Entre sube y baja atravesamos poblaciones como El Playon, Betania, La esperanza, La pedregosa para llegar finalmente a San Alberto, el punto de referencia más esperados pues es la puerta de entrada a las planicies del departamento del Cesar. 2 km después de salir del casco urbano, empatamos con la troncal del Medio Magdalena o Ruta del Sol Sector II, de la cual no tenemos los mejores recuerdos pues en la Travesía a Bucaramanga, recorrimos 90 km muy difíciles debido al estado de la vía y al volumen de tráfico pesado.

Es media tarde y el calor nos vienen acosando hace un par de horas, así que para tomar un respiro paramos en la población de San Martin en donde nos resguardamos del sol y nos comemos una poderosas ensalada de frutas que revitaliza el espíritu, endulza el paladar y refresca la garganta.

 

Para los últimos 36km los rodamos en aproximadamente 1.5h y llegamos a Aguachica antes de las 5pm. Celebramos con toda poque sin duda fue la jornada de mayor exigencia hasta el momento por la variedad de terreno y condiciones climáticas. Continuamos a estirar piernas conociendo el centro del pueblo y comiendo los manjares de la zona.

 

Jornada 5: Aguachica, Curumaní

Quinto día e iniciamos con un régimen mas madrugador pues es necesario aprovechar las primeras horas del día para disminuir la cantidad de tiempo expuestos a los rayos de sol.

 

Pensamos íbamos a ser los únicos ciclistas rodando antes del amanecer, pero para nuestra sorpresa justo al frente del hotel se encontraban alrededor de 20 ciclistas iniciando su jornada de entrenamiento diario en sus bicicletas de montaña. Charlamos con los colegas los primeros kilómetros saliendo del casco urbano hasta que nuestros caminos se separaron.

 

Los primeros 20Km nos sorprende con unos sabrosos columpios y que nos hacen calentar motores prontamente. También el amanecer inicia un poco antes de los esperado pero la magia de los rayos del sol entre las nubes y los colores que desprende hacen mágicos esos momentos del viaje. 

 

El objetivo es avanzar tanto como sea posible mientras el sol está en una posición tangencial y los rayos no tienen un impacto tan severo en nuestro cuerpo. Siendo así, rodamos por 45km y 2h sin descanso para llegar a Pelaya donde paramos a desayunar. 

 

Indagamos con los locales sobre el estado de la vía para el recorrido que falta puesto que hay una diferencia casi abismal entre la comodidad de la doble calzada y, la inseguridad y riesgo que se siente en la vía de carril sencillo. El dueño del restaurante nos hace una descripción muy clara y precisa del estado de la autopista: Es como un acordeón, se cierra cuando cruza una población y se abre en los tramos intermedios entre las estas. Aunque no es lo ideal, sí es mas alentador que pensar que toda la autopista es estrecha y que tendríamos que lidiar con el paso del trafico pesado hasta llegar a la costa caribeña. 

 

Durante la mañana avanzamos a buen ritmo, atravesando poblaciones como La floresta, El burro y Pailitas municipio en el cual hacemos una segunda parada para unas onces y recargar hidratación, con el objetivo de seguir con la buena velocidad de avance y llegar a Curumaní para la hora del almuerzo. 

 

En el km 93 nos despedimos de la doble calzada y hasta el día de mañana la volveremos a ver. En estos últimos metros observamos con algo de desolación y decepción los frente de obras inconclusas de lo que debería ser una autopista de alta velocidad que conecte la costa atlántica con el centro del país.  

 

Alcanzamos el medio día y aterrizamos en el destino final de la etapa, justo en el momento en el que las nubes nos abandonan y el sol brilla y calienta con bastante intensidad. Nos sentimos satisfechos por una etapa mas cumplida y nos dirigimos al centro del pueblo para conocerlo y reabastecerse de agua y comida para descansar y recuperar de la mejor manera para los días que nos faltan.

Jornada 6: Curumaní, Bosconia

Siempre nos esforzamos por hacer una detallada planeación de nuestras travesías. Revisamos vías, opciones de ruta, consultamos el estado de seguridad y calidad de los lugares por donde transitaremos y aseguramos los hospedajes. Pero, aunque tomemos todas estas medidas, el camino siempre tiene alguna lección por enseñarnos y a su manera. Ayer en la euforia de superar el 50% del viaje, nos descuidamos en la alimentación y la distracción que nos costó la intoxicación de uno de nosotros. Ya habíamos tenido eventos similares pero la severidad de esto sí nos hizo cuestionarnos la continuidad del viaje y la posilibilidad de tomar otro tipo de transporte para llegar al destino.

 

Lo pensamos y discutimos bastante, pero el deseo por cumplir el reto en su totalidad pudo más que lo que se podría considerar sentido común. Los consejos nos decían que lo mejor era descansar pero en nuestros cálculos el tiempo no nos daba para tomarnos una jornada completa sin avanzar. 

 

El plan inicial dictaba hoy seria una jornada muy exigente con 180km hasta Aracataca, pero decidimos iniciar y conforme avanzáramos ir evaluando hasta donde iríamos.

 

Nos equipamos con sales hidratantes en abundancia y con manzana, puesto que la aconsejan cuando se tienen estos malestares estomacales. Arrancamos a las 5.30am y pedaleamos con mesura y mucha atención al comportamiento del cuerpo. Los primeros kilómetros no son fáciles, la carretera es estrecha y el trafico se siente mas activo que nunca pues en la costa las jornadas laborales empiezan temprano.

 

La primera meta es San Roque a los 11km a donde llegamos poco después de las 6am, aunque ya hay plena luz del día, algo de fortuna tenemos pues el cielo permanece nublado y la temperatura se mantiene relativamente baja. También nos encontramos con varios segmentos de trafico detenido por la presencia de frentes de obra en el sector del cruce de la Sierra, en donde camiones y tractocamiones estacionan por doquier. Algunos amigos conductores van con afán así que hay que mantener la atención en su máximo nivel para sobrepasar este transitado segmento sin mayores incidentes.

 

La Aurora nos da la bienvenida al sector carbonífero del Cesar, una región que aporte más de la mitad de la producción nacional. Esperamos esta dinámica económica se vea reflejada cada vez más en la infraestructura de los municipios y en la calidad de vida de sus habitantes.

 

Seguimos avanzando con la benevolencia del clima, y para distraer la mente nos concentramos en los enormes cultivos de palma de aceite que bordean por kilómetros y kilómetros la carretera y admiramos el tren de carga de la compañía Drummond que por mas de dos décadas ha trasnportado el oro negro de la región.

 

No obstante nuestro paseo mental no dura mucho ya que en el sector La Loma, la muy estrecha berma se vuelve intransitable por abundante material arenoso y lodo propio de esta zona por lo que por un tiempo se vuelve una competencia constante con los camiones para que nos permitan transitar con seguridad por el carril y esquivar los obstáculos en la vía.

 

Afortunadamente no es tan largo el segmento y pronto llegamos al cruce vehicular en el que decidimos detenernos para tomar el desayuno que consistirá en carbohidratos como arroz y papa y un simple caldo negro que permita al cuerpo debilitado tomar fuerzas sin mayores malestares.

 

Continuamos el camino y entre pedalazo y pedalazo cruzamos Loma Lina y Loma Colorada y transitamos cómodamente por doble calzada que ayuda mucho a avanzar a buena velocidad sin tanta tensión y más descansadamente.

 

Antes del medio día alcanzamos Bosconia a los 100 kilómetros. Inicialmente nos detenemos para buscar un segundo desayuno o almuerzo, pero después de evaluar el estado del cuerpo, decidimos que es momento de parar y dejar la jornada hasta este punto. Ya consideramos una victoria el haber recorrido todo este tramo en las condiciones actuales así que no tomaremos riesgos y le daremos al cuerpo tanto tiempo como sea posible para que se recupere.

 

Conseguimos sin mayor inconveniente un hotel y nos tomamos el resto del día para comer con calma, alimentos suaves y descansar la mayor cantidad de tiempo posible. En un futuro volveremos para visitar Aracataca, pueblo natal del maestro Gabriel García Márquez..

 

Jornada 7: Bosconia, Santa Marta

Debido al largo descanso que pudimos tener durante la tarde y noche del día anterior, decidimos nuevamente salir aun con el cielo oscuro para aprovechar al máximo las horas sin sol.

 

Siendo Bosconia un municipio de mucho comercio y tránsito, tan pronto salimos del hotel notamos que, a pesar de la hora, la actividad esta ya en su pleno apogeo y estaremos muy bien acompañados desde nuestros primeros pedalazos.

 

Siempre es un poco intimidante transitar en la penumbra guiados solo por las luces en nuestros manillares, más aun con vehículos rebasándote a unos cuantos metros, sin embargo en cuestión de unos minutos que pasaron volando, el cielo empieza a aclarar y el panorama a despejar. 

 

Mientras avanzamos y cruzamos la población del Copey a los primeros 10km, vamos con la adrenalina a tope puesto que hasta ahora la autopista a sido de calzada sencilla y con una berma muy angosta y limitada. 

 

Tal vez sea la emoción de saber que es nuestra ultima etapa, pero nos sentimos fuertes y con energía. Avanzamos a buena velocidad y en poco mas de 1,5 horas cruzamos al departamento del Magdalena y alcanzamos la población de Loma del Balsamo en km 40.

 

Poco antes de la entrada a Fundación en el km 65, decidimos detenernos en una amplia estación de servicio en donde el restaurante es sitio habitual para que los pasajeros de las flotas y buses paren a comer. De esta manera nos reabastecemos y volvemos a tomar aire para un segundo empujón. 

 

Retomamos a toda marcha, pero el avance se ve levemente retrasado por el sol que empieza a calentar, así que administramos la energía para asegurarnos de no sobre-esforzarse en esta primera mitad del recorrido. Mientras tanto fijamos los ojos y distraemos la mente con el verde intenso de la vegetación y de las plantaciones inmensas de banano que bordean la carretera y que caracterizan esta zona tanto por la importancia de este cultivo en la economía del país, como por la historia que lleva consigo la población y estas tierras para llegar al momento actual.

 

Tras alcanzar el centenar de Kilómetros, el paisaje empieza a cambiar dando paso a las imponentes montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, una maravilla geológica que condensa en 17.000 km2 todos los pisos térmicos del País, además de tener el pico mas alto a 5.775 msnm.

 

Seguimos comiendo kilómetros hasta que nos alcanza el medio día. Pasamos por varias poblaciones como Santa Rosalia, La Gran Vía, San Pablo, Zawady, El Reposo, Río Aguja y La Isabel en donde encontramos un cómodo restaurante con aire acondicionado en donde almorzamos y con calma y renovando energías para el ultimo trecho. La ansiedad por llegar cada vez es mas fuerte.

 

Cerca ya al cruce a Cienaga, considerada la segunda población mas importante del Magdalena, la vía nos sonríe abriéndose nuevamente en doble calzada con una muy amplia berma justo en el momento para deleitarnos con el paisaje costero y maravillarnos con el horizonte que en el alto de una meseta nos muestra el inmenso e interminable azul del mar caribe.

 

En este último segmento se debe estar muy atento a los cruces y señalización, ya que la autopista tiene varias bifurcaciones que reparten al sector del Rodadero, Santa Marta, Minca, Tayrona, Palominio o la Guajira.

 

Finalmente pasadas las 2 de la tarde, nos adentramos entre los barrios y calles del Rodadero y tocamos la arena amarilla de las playas. Es difícil describir las emociones que sientes en un momento en el que alcanzas el objetivo y completas una aventura que te dá tanto durante el camino; por ahora solo decimos que estamos profundamente agradecidos por tener la oportunidad de vivir una experiencia de esta magnitud e invitamos a todos bikepackers a seguir rodando sin parar.

 

TRAVESÍA A LA VEGA

Cuando se habla de viajar en bicicleta, se puede caer en el error de creer que hay que dejarlo todo y vivir sobre la bicicleta, o por lo menos disponer de varias semanas para llegar a los rincones más alejados. Sin embargo, antes de llegar a eso o simplemente no es el objetivo, existe la opción de realizar viajes cortos en las cercanías del lugar de residencia y que ofrece una experiencia muy especial.


Pensando en las alternativas que aconsejaríamos para alguien que esté incursionando en el bikepacking, diseñamos una ruta cerca a Bogotá de 3 dias que permite conocer municipios y rutas del departamento que probablemente no se visitarían en otra circunstancia.

Jornada 1: Bogotá, La Vega, Laguna del Tabacal, San Francisco

Para descubrir el occidente de Cundinamarca, salimos por el occidente de la capital rumbo a la Vega y San Francisco en donde tendremos nuestro “punto de concentración”, y continuaremos para visitar la Laguna de El Tabacal, un escenario natural con un hermoso espejo de agua, extraordinaria vegetación y una isla flotante.


Transitamos por la ciclorruta de la calle 80 que nos permite avanzar mucho mas rápido que los vehículos ya que debido a un accidente se encuentra parcialmente taponada un con un flujo muy lento.

 

Recorremos la doble calzada que es usada a diario por cientos de trabajadores de los parques industriales y fabricas que en las últimas dos décadas se han instalado en la sabana como un punto estratégico para suministrar bienes y servicios a Bogotá.

 

Superamos el bien conocido Alto del Vino y descendemos los 30km de bajada hasta la Vega pero haciendo una corta parada en la tercera salida hacia San Francisco para dejar el equipaje en el hotel donde descansaremos las siguientes dos noches.

 

Llegamos a la Vega y nos detenemos en el parque principal para darnos un bueno segundo desayuno de media mañana y así tener las energías a tope para iniciar el ascenso a la Laguna de El Tabacal. La subida es en carretera pavimentada en regular estado y con tramos adoquinados, de 3.5 km al 8% de inclinación promedio.

 

Alcanzamos la portería del Parque Ecológico El Tabacal poco antes de los 30 minutos de iniciar el ascenso en el río Tobia, y aprovechamos su tienda para recargar agua en los bidones y quitarnos mangas y guantes porque ya se sienten los calurosos 24°C de la región.

 

A partir de este punto nos despedimos del asfalto y nos adentramos en vías totalmente destapadas. Con las bicicletas de gravel, nos sentimos confiados en un principio ya que la vía, aunque con piedras, es un terreno bien asentado y firme. No obstante, lo que empieza como una emocionante bajada de 4km se torna un tanto dolorosa y desgastante ya que la densidad de rocas aumenta y la pendiente también por lo que el cuerpo se tensa y los músculos se fatigan por las vibraciones y el accionamiento constante de los frenos.


Llegamos a la tienda la esperanza y la entrada a las cascadas el Chupal, otro atractivo ecoturístico de la zona y que visitaremos en otro momento. Picamos algunos pasabocas y retomamos la vía rumbo a el sector conocido por los locales como “la llanta”. A esta altura del recorrido y habiéndonos adentrado cada vez mas en la montaña, las curvas e inclinaciones de la vía se vuelven mas exigentes y los caminos y cruces más inhóspitos. Tanto así, que de hecho cometimos el error de seguir derecho, vía a Vergara en lugar de hacer el cruce correcto hacia el oriente, lo que nos costó unos 30 minutos y varias calorías ya que con inclinaciones del 18% y 20% ese kilometro extra hubiera sido mejor ahorrarlo.


Una vez en el sendero correcto, las condiciones siguen siendo mas retadoras ya que la pendiente sigue siendo doble digito y la superficie cada vez mas rocosa y suelta. Además, cometimos el error de hacerlo sin guantes lo que nos provocó algunas heridas en las manos por la fricción con el manubrio dificultando aun mas la maniobrabilidad de la bicicleta.

 

Cuando te enfrentas a un terreno tan montañoso como estos, se debe evaluar la eficacia de afrontar estos duros segmentos sobre la bicicleta ya que, aunque es un reto no poner pie a tierra, puede llegar a ser un gasto de energía muy alto y pagar el precio después, especialmente cuando no se conoce el trayecto restante. Teniendo en cuenta esto, hubo varios segmentos de unos cuantos metros que debimos caminar pero con paciencia los sobrepasamos hasta llegar al sector “olla grande o la llanta” en donde encontramos una cancha de Tejo y una tienda que después de casi 2 horas de no ver ni un alma se siente como si volviera a la civilización.

 

Después de pasar el tramo más difícil y tomar unos pasabocas seguimos por lo que sabíamos seria un descenso mucho más rápido y ágil que el tramo anterior. Hasta este punto el clima nos había favorecido pero terminaremos el día con una lluvia de baja intensidad pero constante que nos acompaña hasta la llegada a San Francisco.

Ya con la ropa mojada apresuramos el paso para estar lo menos expuesto al frío y nos refugiamos en un restaurante en el centro del pueblo para almorzar y recuperar algo de calor. Terminamos la tarde con la llegada al hotel para poner a secar la ropa y descansar para la siguiente aventura.

La Vega

Jornada 2: La Vega, Nocaima, Tobia, Villeta, Sasaima

Para la segunda jornada aprovecharemos la ubicación estratégica de San Francisco para visitar tantos municipios de la zona como sean posibles.

 

Con esto en mente, en el km 14 saldremos de la autopista a Villeta hacia Nocaima por un ascenso de 7.3km al 5.6% de pendiente sobre una vía pavimentada, pero en muy regulares condiciones, perfectas para la bicicleta de Gravel pero dudamos eso piensen todos los vehículos que transiten por la zona.

 

Poco antes de los 4 km pasamos por el parque central de Nocaima para conocer su iglesia, pero estaba cerrada, así que seguimos hasta terminar el alto justo donde la vía se divide para llevar a Vergara o Nimaima.

 

Seguimos por unos metros planos y después afrontamos un descenso de 3km que nos pone a sudar ya que la vía tiene curvas muy cerradas e inclinaciones negativas muy altas que fuerzan los frenos y las manos, además de maniobrar constantemente para evitar los huecos o sobrepasar segmentos de vía destapada.

 

A media mañana llegamos a Nimaima, en donde en su plaza de mercado encontramos un desayuno con caldo de papa que nos recarga de energías y nos hace ponerle buena cara al pinchazo que tuvimos que reparar.

 

Ahora nos dirigimos a Tobia, un municipio muy conocido por la practica de deportes extremos y de aventura; y como su publicidad lo indica, es toda una aventura llegar porque la carretera es un descenso que te sube la adrenalina ya que casi en su totalidad es destapada y muy angosta.

 

Aterrizamos por el norte de municipio y nos encontramos con un trafico que se asimila a algo que encontrarías en algunos barrios de Bogotá puesto que, aunque las vías son angostas, es tanto el flujo de vehículos turistas que la movilidad es bastante lenta; no obstante nos alegramos por los locales ya que es una oportunidad económica muy favorable y que esperamos siga creciendo.

 

Habiendo sobrepasado Tobia, el siguiente objetivo es Villeta a través de la autopista que ya conocemos. Pensamos iba a ser un segmento de transición sin embargo los 38°C de medio día, convierten estos casi 10km en una de las pruebas fuertes del día.

 

Escogemos bien el restaurante en Villeta y nos podemos dar un delicioso almuerzo de pechuga de pollo con papas. Posteriormente nos ubicamos en la vía que conduce a Sasaima que pasa sobre el Río Villeta dando inicio al Alto San Vicente, un puerto de 15km al 4% y que comparte sus primeros kilómetros con el respetado Alto la Tribuna.

 

Como lo preveíamos, el trafico por esta carretera es muy movido y con todo tipo de vehículos, grandes y pequeños, de carga y de viajeros. Aunque el ancho de la via permite tener un carril imaginario por el cual transitar, nos son pocas las veces que debemos ajustarnos bien a la derecha para prevenir cualquier desequilibrio por el paso de un camino o bus.

 

A los 10 km del ascenso alcanzamos las vías de ingreso a Sasaima en donde hacemos una parada corta para hidratarnos y continuar los 5km restantes que nos quedan de la subida. Tomamos el desvío hacia la Vega y ya el trafico es mucho menor pero la vía tiene tramos de destapado que siguen drenando las energías que cada vez están mas agotadas.

 

A mitad del recorrido nos abandona el sol y llega la lluvia no muy intensa pero que si ocasiona que en los descensos debamos tener precaución con los huecos que pueden ocultarse bajo los charcos.

 

Finalmente, al terminar la tarde llegamos nuevamente a La Vega y os quedan 7km para llegar nuevamente a San Francisco por la doble calzada que hace parte de un de los puertos de montaña mas visitados por los residentes de Bogotá.

 

El ejercicio de subida nos trae una temperatura corporal mas agradable, pero el dolor en las piernas por el esfuerzo acumulado ya hace mella y ya pensamos solo en cumplir el recorrido y llegar a descansar.

 

Nos despedimos de esta travesía con un espectacular atardecer que apreciamos desde la vía, mientras los vehículos nos sobrepasan y al ver el cruce a San francisco pensando en todo lo que conocimos, nos asegura una vez mas que viajar en bicicleta es una experiencia única.

Tobia

TRAVESÍA A BUCARAMANGA

Han pasado poco mas de dos meses desde la Travesía a Los Nevados, y llega la Semana Santa del 2021, que aun sigue teniendo un aire algo extraño por la pandemia.


Aun así, hay que aprovechar el tiempo disponible por lo que decidimos conocer más Santander con un circuito de ida y vuelta, en el que atravesaremos el área metropolitana de Bucaramanga.

Jornada 1: Bogotá, Barbosa, Velez

Existen diferentes caminos para llegar a la capital del Santander. Nosotros escogimos llegar por el occidente para completar un circuito en el que no repitiéramos camino.

 

La primera jornada consiste entonces, en llegar a uno de los pueblos más icónicos y sonados del departamento debido a la fabricación de un manjar muy colombiano y que para muchos ciclistas es parte de su dieta básica: Velez, Fábrica del bocadillo veleño.

 

Para completar esta primera etapa, usaremos la bien conocida autopista Bogotá – Tunja hasta el Puente de Boyacá, en donde nos desviaremos para ir por Samacá – vía Villa de Leyva.

 

Iniciamos con un clima muy frío de madrugada como es usual, pero a medida que amanece y transcurre la mañana el cielo no despeja y anticipamos que va a ser una jornada pasada por agua. Tenemos que avanzar con chaquetas puestas, lo que en ocasiones se torna un poco incomodo ya que en las subidas sientes calor y te la quieres quitar, pero en plano o descenso es invaluable el abrigo y protección que presta.

 

Avanzamos a buen paso y a media mañana recorremos los primeros 90km hasta el Puente de Boyacá y cruzamos la autopista para tomar la vía a Samacá y Villa de Leyva. Es un buen cambio de paisaje ya que la avenida no tiene un flujo vehicular tan alto y la vegetación pasa de pastizales y cultivos verdes, a terreno arenoso, escarpado y un tanto desértico. Escenario especialmente cautivador durante todo el descenso de 10 Km de Alto Desaguadero.

 

Pasamos el cruce a Villa de Leyva y seguimos hacia Santa Sofía, pero antes haremos una parada para almorzar por que ya es medio día. Justamente mientras tomamos nuestra hora de almuerzo, la nube gris que venía cubriéndonos decide descargarse y mojar el ambiente; pero como si estuviera alineados con nuestros objetivos, escampa unos pocos minutos antes de retomar camino. Que fortuna y que buen presagio para esta travesía!!.

 

Con renovadas energías afrontamos el Alto de Santa Sofía, un puerto de 7.7km al 3.7%, una subida no muy larga y tendida sobre buen asfalto. Pasamos el municipio y viene un descenso de casi 30 km que nos permite avanzar sin gastar las reservas de energía que debemos a administrar por el resto de la tarde.

 

Llegamos a Moniquirá, municipio muy conocido por motivos de religión católica, pero no hacemos parada ni vuelta al parque porque el tiempo sigue avanzando y queremos llegar con la luz del día a nuestro destino, así que lo dejamos para una próxima ocasión.

 

Hacemos el transito de Moniquirá a Barbosa en donde termina el descenso y empieza el ultimo ascenso del día de 20 Km pero dividido en dos segmentos, un primer puerto de 8Km, bautizado por nosotros como Puerto Mirla, y un segundo tramo hasta Velez de 5km y que es la primera parte de Alto Paloblanco.

 

Ya se siente el cansancio, pero el inconfundible olor a guayaba se siente en gran parte del recorrido tanto por los cultivos como por las fabricas a lo largo de la carretera. Esta particularidad no distrae, nos hace pensar en la maravilla que es la tierra, en el arduo trabajo de los campesinos, en el tradicional proceso de fabricación del bocadillo, en los famosos ciclistas que lo han usado como alimento…..bueno es inagotable el tema, pero lo importante es que nos ayuda a terminar de dar los últimos pedalazos después de una larga jornada.

 

Justo en el ocaso llegamos a Velez, y a nuestro hospedaje. Lamentablemente no podemos disfrutar del parque principal porque se encuentra en obra, y además llegamos en pleno apagón eléctrico; pero sin darle mayor trascendencia a estos eventos fortuitos, vamos a buscar un buen plato de comida y esperamos que regrese el flujo eléctrico para refrescarnos y descansar para la jornada del siguiente día.

 

velez

Jornada 2: Velez, Landazuri, La Lizama

Despertando temprano salimos de Velez a las 6:00am con una temperatura que nos recuerda bastante a Bogotá, pero le hacemos frente bien protegidos y sabiendo que no durará mucho porque tan pronto salgamos de Velez continuaremos el ascenso a Alto Paloblanco, del cual nos faltan poco mas de 12 km para su cima.

 

El recorrido nos sorprende con un entorno en el que se combina la luz del amanecer, una capa de nubes que extraña pero mágicamente se mueve bajo el nivel del suelo, el olor a campo y montaña y la ausencia casi total de carros, hacen que esta ruta se sienta de un mundo de fantasía. Que lindo es seguir conociendo todos los rincones de Colombia!!.

 

Llegamos a la cumbre, y comemos un pasaboca que teníamos guardado. Iniciamos el descenso de casi 60Km el cual también es un deleite para el espíritu por el contraste de las montañas verdes con el azul del cielo y el sol a nuestras espaldas. Avanzamos a gran velocidad y nos sorprendemos al ver un grupo de ciclistas disfrutando de esta remota ruta, lo que comprueba que la pasión por la bici no tiene límites.

 

Hacemos una pausa en la población llamada Gualilo para darnos un desayuno completo antes de seguir, y ya que hemos bajado casi 1.000 metros guardamos chaquetas para aclimatarnos mejor para lo que nos espera.

 

Continuamos el descenso y la cosa se pone mas emocionante para la bici de gravel ya que, aunque el mayor porcentaje de la vía es asfaltada, existen unos buenos tramos de destapado que hacen interesante el recorrido, pero apostamos a que los conductores de vehículos de carga no opinan lo mismo.

Las siguientes poblaciones grandes que cruzamos son Landazuri y Cimitarra y el sol y la altura empiezan a sentirse con fuerza, por lo que es momento de estar vigilantes de la comida e hidratación así que paramos en el parque de Cimitarra para comer un segundo desayuno, guardar mangas y guantes y refrescarnos al lado de un ventilador.

 

El próximo punto de referencia será el cruce para entrar a la Ruta del Sol que se encuentra a aproximadamente 30 km en la población de Puerto Araujo. Aunque la altimetría que muestra el mapa es plana, siempre hay unas buenas subidas y bajadas que hacen que el esfuerzo sea un poco irregular y cansador.

 

A la 1pm alcanzamos la anhelada Ruta del Sol Sector II, y aprovechamos que hay varios restaurantes para almorzar y descansamos aproximadamente una hora.

 

Cuando reiniciamos, en seguida nos damos cuenta que los 90 kilómetros no van a ser fáciles, y no solo porque son muchos kilómetros sino porque existe bastante tráfico pesado y, a diferencia del Sector I que ya conocemos, la autopista es aun de carril sencillo y con espacio muy limitado para transitar.

 

Cuando son estas son las circunstancias, usualmente se puede recurrir a la berma, que no tiene el mejor asfalto, esta sucia y con obstáculos varios; pero en esta ocasión el escenario es aun menos favorable por que se encuentran desniveles muy amplios entre nuevo y viejo pavimento, por lo que nos vemos forzados a estar subiendo y bajando estos desniveles frecuentemente. Esto además de representar mas gasto de energía, es un riesgo constante ya que, si no se toma con buen ángulo para subir el desnivel, la llanta podría patinar y causar una caída.

 

Pero sin mas alternativas, debemos afrontar las condiciones como son, así que elegimos ir controladamente y teniendo mucho cuidado con los cambios en la superficie del pavimento.

 

Pedaleo tras pedaleo, se van consumiendo los kilómetros. Hacemos una parada para tomar y comer algo a media tarde y seguimos. Se va acabando la luz del día y aun nos quedan 25km y aunque nos alcanza a coger la noche y debemos encender luces para ver el camino, no es por mucho tiempo y a las 7pm llegamos a La Lizama y al hotel usado por viajeros de todo Colombia.

 

Una etapa larga y difícil pero que llegamos a nuestro destino a salvo que es lo más importante. Comemos bien y tratamos de dormir la mayor cantidad de horas posibles.

Jornada 3: La Lizama, Hidrosogamoso, Giron

Con 2 jornadas de casi 200km en las piernas, esta tercera jornada la programamos mas corta con aterrizaje en Girón. No obstante, no va a ser totalmente relajado ya que en nuestro camino se encuentra Alto Brisas, un puerto de 25km al 4%.


Amanecemos con un clima muy agradable y fresco y tomamos un buen desayuno en el hotel. Salimos a las 7:30am e iniciamos tranquilos ya que aun tendremos que lidiar con el trafico pesado con el que terminamos el día anterior.


No obstante, para fortuna nuestra, a los pocos kilómetros se encuentra el cruce para dirigirse a Santa Marta y dá paso a la autopista de doble calzada, que aunque con tramos en obra, es mucho mejor, cómodo y segura que el segmento anterior.


Disfrutamos de esta sección con algunos sube-y-bajas pero admirando las instalaciones de la industria petrolera típica de esta zona. Tanques de almacenamiento de miles de metros cúbicos, se enfilan a lo largo de la vía haciendo del paisaje uno muy peculiar y que no habíamos visto antes.

 

El calentamiento se acaba en el km 18 al llegar al peaje del Río Sogamoso y poco mas adelante en el puente la Paz, en donde podemos admirar de primera mano los muros de contención y compuertas de Hidrosogamoso, la cuarta generadora mas grande del país.

 

Nos tomamos las fotos de rigor y reiniciamos para afrontar el puerto de montaña de categoría especial. Tendremos que avanzar con mucha atención ya que nuevamente la vía es de una calzada, con un muy buen asfalto, pero con sectores con berma bastante limitada.


En el camino nos encontramos con dos túneles, uno de 1.7km y otro de unos 500 m. Los dos son con inclinación por lo que nuestro avance no es muy rápido y alcanzamos a tener algunas sensaciones de encierro o ahogo, especialmente por los soplos de aire caliente cada vez que pasa por nuestro lado un vehículo. Sin embargo, en momentos así hay que mantener la calma ya que es más una situación mental y no tanto física, por lo que visualizar la salida y mantener un pedaleo constante sin sobre agitarse ni exaltarse, es la mejor estrategia para superar estos tramos.

 

Al final, la ruta nos recibe con una vista panorámica de la presa y del camino superado que recompensa las pruebas superadas.


Pero quien nos va a poner a prueba el día de hoy será el sol y el calor. Ya siendo media mañana, el cielo ha estado totalmente despejado y la radiación no nos ha dado tregua. No veníamos preparados por lo que con el pasar de los minutos observamos que la hidratación se nos esta acabando y no vemos puntos de abastecimiento por el camino. Pero como una bendición, llegamos a una parada de obra que ocasiona que el flujo sea alternado entre un sentido y otro, lo que produce una parada obligada y la aparición de vendedores de bebidas y comida. ¡¡Benditos sean!!.

 

Devoramos algunas galguerías y bebemos agua y gaseosa, bajo la sombra de un plástico negro del lugar de resguardo del paletero que amablemente nos compartió. Los minutos de descanso nos caen muy bien y nos dan un segundo aire para lo que resta del puerto.


Eso sí, media hora después de reiniciar, al ver un punto de parada y restaurante, no lo dudamos y volvemos a detenernos para desayunar por segunda vez y resguardarnos del calor tanto como sea posible.


Llegamos a la cima a casi 4 horas del inicio, pero en esta ocasión no hay un largo descenso como premio sino varios repechos que no nos dejan descansar tanto como lo deseamos. Sin embargo, lo tomamos con calma sabiendo que la prueba mas dura ya pasó y que llegaremos a nuestro destino muy pronto.
Finalmente llegamos a Lebrija, la última población grande antes de Girón y que se comunica con una doble calzada muy transitada por vehículos de carga. Este tramo es de los pocos que hemos visto con una cicloruta de tamaño decente, sin embargo, es casi inútil ya que se encuentra totalmente sucia, con piedras y arena, escombros y obstáculos. ¡que decepción…!


Superamos la ultima subida de unos 3 km para bajar a Girón por un descenso de 6km que nos permite disfrutar del paisaje santandereano pero siempre muy atentos con el tráfico a nuestro alrededor.
Nos dirigimos al centro de Girón para conocer su parque e iglesia principal y nos dedicamos a hacer turismo gastronómico en lo que queda de tarde para recargar energías físicas y mentales.

Giron

Jornada 4: Girón, Floridablanca, Piedecuesta

Después de 3 días bastante agitados y de esfuerzos importantes, decidimos tomarnos el cuarto día de manera muy relajada y cuyo objetivo principal será el turismo del área metropolitana.

 

Sin mayores afanes decidimos tomar el desayuno en el parque central de Giron para posteriormente dar algunas vueltas por las calles coloniales que lo circundan.

 

Rodeamos Girón a través de la variante que viene de Lebrija y tomamos camino hacia Floridablanca. Al salir del municipio, comienza el Ascenso a Piedecuesta, un puerto con una baja inclinación promedio, pero sus 17 kilómetros de longitud, fuerzan a que el pedaleo, aunque ágil, deba permanecer constante.

 

Aunque todo el recorrido inicial se realiza sobre la autopista doble-calzada, el tráfico vehicular tanto ligero como pesado es constante por lo que nunca estamos solos y siempre debemos ir atentos a los buses y carros que nos superan.

 

Oficialmente entramos al municipio de Floridablanca después de pasar el Club Campestre y unos metros mas adelante entramos a la carrera 27 la cual atraviesa Bucaramanga de Norte a sur. Sin embargo, prontamente tomamos un puente elevado que nos lleva al centro de Floridablanca ya que los locales nos recomendaron probar las famosas obleas, por lo que haremos parada para conocer el centro del municipio y saborear las delicias y ¡Sí que valió la pena!, ¡Super recomendadas!.

 

Retomamos camino a Piedecuesta y en el Km 20 terminamos el puerto, que la verdad por la manera pausada y sin prisas que lo hicimos, no se sintió tan exigente como sonaba con los datos.

 

Entramos a Piedecuesta que nos recibe con alto flujo de trafico pero que podemos evitar en parte a una cicloruta muy bien ubicada. Llegamos al centro de Piedecuesta y conocemos sus 2 Iglesias, una particularidad que es muy llamativa para los turistas.

 

Aprovechamos que ya es medio día y decidimos almorzar antes de buscar el hospedaje y mientras saboreamos la sazón santandereana nos convencemos cada vez más que hacer este tipo de jornadas turísticas es una decisión inteligente para recargar energías y aprovechar al máximo los viajes conociendo todos los rincones Colombianos; así que sí el tiempo se los permiten, no duden en incluir este tipo de etapas dentro de sus viajes.

 

Finalmente, iniciando la tarde llegamos, a nuestro hospedaje y aprovechamos para limpiar cadenas, revisar las corazas y reforzar algunos parches, hacemos algunas compras de comida para llevar al siguiente día, y descansamos tanto como nos es posible para afrontar la dura jornada del día siguiente.

Piedecuesta

Jornada 5: Piedecuesta, Cañon del Chicamocha, Socorro

Retomamos nuestro horario madrugador típico de las travesías ya que el día de hoy sin duda lo amerita. El día anterior habíamos compramos algunas frutas y galletas por lo que ese es nuestro primer desayuno antes de salir del hospedaje e iniciamos el pedaleo a las 6.00am.

 

Para iniciar debemos escalar Alto los Curos, un ascenso de 8 km al 4% que hace que las piernas se calienten rápidamente. A pocos minutos de iniciar observamos que el transito no va a ser fácil ya que la vía no es muy amplia, muy poca berma y alto trafico pesado.

 

Sin embargo lo que parece desfavorable en un principio, termina siendo un golpe de suerte, pues nos encontramos un tracto camión largo y pesado que avanza muy lentamente y con un estricto control del trafico en ambas direcciones. Esto ocasiona que haya un represamiento de los vehículos por lo que disminuye significativamente el flujo de vehículos que nos sobrepasan y podemos avanzar un poco más relajados.

 

Tras atravesar el sector los Curos y aunque queríamos parar a desayunar, pero no encontramos nada abierto, continuamos y tomamos los 15 Km de descenso hasta Pescadero. Conforme avanzamos con ayuda de la gravedad, devoramos los kilómetros y el montañoso paisaje nos produce una sensación de emoción pero de cierto temor y humildad pues nos vamos sumergiendo entre inmensas paredes rocosas y nos internamos en las fauces del cañon.

 

Ahora sí, paramos para el desayuno que es con todos los juguetes ya que para subir los 30km del Ascenso al Chicamocha, necesitamos de toda la gasolina disponible.

 

Terminamos el descenso hasta el Puente Pescadero que pasa sobre el Río Chicamocha y comienza la escalada más importante del viaje. Iniciamos algo prevenidos pues los comentarios de la gente es que es una vía difícil por las curvas y riesgosa por el trafico. No obstante, notamos que el ancho de la calzada es relativamente generoso por lo que en la mayoría de ocasiones los vehículos que nos superan pueden mantener una distancia segura.

 

Kilómetros mas adelante el obstáculo mas complicado se centra en la temperatura pues aunque la mayor parte del tiempo el cielo esta nublado, se siente pesado el ambiente y como se dice popularmente con “bochorno”.

 

A las 9.30am llegamos a la entrada del Parque Nacional del Chicamocha, conocido como Panachi, al cual accedemos a sus instalaciones externas en donde podemos comer y disfrutar de una vista privilegiada del cañon. Definitivamente valió la pena cada pedalazo para llegar a este punto y admirar la magía y riqueza natural del país.

 

Después de un buen descanso, volvemos a la vía que ya no nos recibe tan amigablemente pues la amplitud de las calzadas disminuye y se acentúa el trafico pesado. Algunos malabares debemos hacer, pero afortunadamente superamos la prueba ilesos. Cerca ya del medio día, las fuerzas van mermando y los deseos por finalizar y alcanzar la cima son cada vez más intensos. 12.10pm atravesamos Aratoca, terminamos el puerto y sin mayor demora empezamos el descenso para nos ser alcanzados por varios camiones pesados que superamos y así la bajada sea más fluida y rápida.

 

Seguimos bajando sin pausas y solo hasta mitad de camino debemos realizar algunas maniobras para superar con seguridad algunos vehículos. Pero finalmente, en los últimos kilómetros antes de San Gil, avanzamos junto al trafico vehicular pues sabemos que ya la parte más difícil de la misión esta cumplida y llegaremos según los planes a Socorro. De hecho, con algún tiempo de sobra, decidimos subir hasta Pinchoté, un pequeño pueblo después de San Gil con un parque central muy lindo y un pasado histórico muy interesante.

 

Ultima subida antes de llegar a Socorro, y tras alcanzar el monumento a la virgen, la ruta nos regala una panorámica del pueblo en el cual aterrizaremos para dormir.

 

Comemos una ensalada de frutas con helado y buscamos el hospedaje para descargar el equipaje e ir por una caminata para estirar las piernas y seguir descubriendo las maravillas de este hermoso departamento.

socorro

Jornada 6: Socorro, San José de Pare, Barbosa

Para la sexta etapa de nuestra travesía iniciamos en el hogar de la Basílica de Nuestra señora del Socorro.

 

Empezamos temprano porque ya conocemos esta carretera y nuestras fuerzas ya no son las mismas.

 

Como es frecuente en el territorio colombiano, sin mucho calentamiento, iniciamos con el Ascenso a Confines, el cual iniciamos el día anterior pero aún falta poco más de 20km. Transitar este segmento nos toma casi 2 horas y a pocos metros de la cima encontramos un restaurante para comer el ultimo desayuno santandereano del viaje.

 

Continuamos por un descenso de 10km hasta Oiba, el pueblo pesebre de Colombia, y seguimos hasta la base del siguiente puerto de montaña llamado Alto el Olival que consiste en una serie de columpios de 11km con algunas rampas al 10%. Completamos el segmento en menos de 1 hora pero los sube-y-bajas no paran y el agotamiento se acumula. Pasamos Vado Real, Santana y al cruce de San José de Pare en donde hacemos una pausa en una tienda para tomar fuerzas para el ultimo trecho que se hace muy largo y agotador por el relieve irregular y el sol que no nos da tregua. Menos mal tenemos un paquete de Achiras que nos sabe a gloria acompañados una fría Pony malta.

 

Llegamos a la última subida de 2km antes de llegar a Barbosa después del medio día y ya sabiendo que estamos muy cerca de la meta, ascendemos con lo que nos queda en el tanque para disfrutar del corto descenso a “La puerta de oro de Santander” donde pasaremos la noche tras caminar por el centro y encontrar una de las mejores hamburguesas que hemos probado en mucho tiempo.

Barbosa

Jornada 7: Barbosa, Puente Nacional, Ubaté

Penultima jornada, y nos espera el ultimo ascenso largo de esta travesia.

Arrancamos temprano en la mañana y con temperatura muy fresca. Los primeros kilómetros nos permite calentar piernas hasta llegar a la base del puerto de montaña llamado Alto Puente Nacional que consiste en 24km al 4,4% desde el Rió Suarez hasta las afueras de Saboyá.

 

El desayuno tempranero fue bastante limitado por lo que vamos atentos a parar en un restaurante para complementar la alimentación, sin embargo al ser las primeras horas de la mañana de un viernes de semana santa pasamos varios puntos pero que no estan en funcionamiento. Aguantamos con alguna galleta y barra de cereal que nos queda pero el hambre se hace presente y constante.

 

A poco mas de medio camino, encontramos un restaurante que nos permite comer con todas las de la ley. Con esta recarga coronamos el ascenso en 3 horas y seguimos avanzando cruzando Saboyá y alcanzando los 2500 msnm, por lo que nos despedimos del calor de la tierra santandereana y entramos a la frescura de la los campos Boyacences.

 

En el Km 46 llegamos al desvío para entrar a Chiquinquirá pero tomamos la variante que aunque es mas larga en su longitud y ascenso en los primeros kilómetros, lo consideramos mas rápido que cruzar la cabecera municipal.

 

El terreno continúa con un relieve plano, que nos permite avanzar a una velocidad constante. Cruzamos Municipio como Simijaca, Susa y la laguna de Fuquene en donde a sus alrededores hacemos parada para almorzar.

 

Tras la comilona, nos apresuramos para recorrer los últimos kilómetros a Ubaté pues las nubes grises y densas nos anuncian que habrá lluvia y a estas temperaturas la humedad en la ropa y el cuerpo no son agradables. Gastamos la energía que tenemos de reserva para recorrer rápidamente el camino pero debemos luchar con el viento de la sabana y por una autopista con muy poca vegetación que nos obliga a tomar posiciones bajas para mejorar la aerodinámica.

 

Alcanzamos la meta de llegar a la capital lechera con tan solo unas gotas en la ropa y nos premiamos con una caminata por el parque y una ensalada de frutas con doble bola de helado.

Jornada 8: Ubaté, Sutatausa, Bogotá

Frente a la Basílica del Santo Cristo de Ubaté, damos inicio a la última etapa de esta maravillosa travesía.


No es un recorrido muy largo, ya que solo 68 km y un puerto de montaña nos separan de casa, así que sin mucha prisa iniciamos a pedalear saliendo de la cabecera municipal y retomando la autopista.


Por esta vía debemos ir con todos los sentidos alerta puesto que es de carril sencillo y angosta por lo que cada carro que nos supera es un riesgo latente que debemos superar con nervios de acero.

 

Adicional hay una buena cantidad de segmentos en el que el asfalto tiene un estado regular por lo que se debe maniobrar constantemente.


A tan solo 10km del inicio de la jornada comienza Alto de Tierra Negra con 9.8 Km al 4,7% el cual afrontamos con mesura y constancia admirando las montañas verdes y rocosas que lo forman.

 

Afortunadamente el volumen del trafico es moderado pero el paso de buses y camiones es frecuente debido a la vocación minera de la zona.

 

Superamos el Alto en 55 minutos y descendemos sin mayores contratiempos hasta cruzar el peaje Casablanca y el embalse del Neusa. A esta altura del recorrido ya nos sentimos en casa puesto que vamos por vías conocidas y recorridas usualmente por todos los ciclistas capitalinos.


Atravesamos Cogua, Zipaquirá, Cajicá y Chía por la doble calzada y la cicloruta. Coincidimos con el Tren de la Sabana, un medio de transporte para locales y turistas que conecta Bogota con los municipios aledaños y que rememora una época dorada de este tipo de transporte que seria una excelente alternativa para los cicloviajeros, como lo demuestran en otros países, pero que lastimosamente en Colombia se ha perdido.


Llegando a casa sobre el medio dia, nuestra mente se transporta al inicio de esta travesia y nos llenamos de emoción haber logrado la hazaña de recorrer Santander, Boyacá y Cundinamarca sobre 2 ruedas.

Bogota

TRAVESÍA A LOS NEVADOS

Se acaba el año y nos propusimos terminarlo a lo grande¡¡, así que diseñamos un viaje para conocer el impresionante Parque Natural Nacional los Nevados y el mítico Nevado del Ruiz!!! Realizaremos un circuito completo desde la capital colombiana, pasando por los departamentos de Cundinamarca, Tolima, Quindío, Risaralda y Caldas; ¡¡Nada mal para hacerlo sobre dos ruedas!!

Jornada 1: Bogotá, Girardot, Ibagué

Para el primer día, nos desplazaremos de capital a capital: Partiremos de Bogotá y llegaremos a la capital del Tolima, recorriendo casi 190 km con 2.000 metros de desnivel acumulado.

Saldremos por el occidente, pasando por los municipios de Funza y Mosquera para conectar con la vía que lleva a La Mesa. El primer ascenso a superar y para calentar motores es el Alto de Mondoñedo  con 4km al 5% promedio. Este resulta ser un segmento muy conveniente para muchos de los capitalinos además de tener un excelente estado de asfalto y espacio de seguridad para los ciclistas.

Una vez alcanzamos esta cumbre, viene un largo y emocionante descenso de 54 kilometros hasta el municipio de Anapioma. Por fortuna el trafico vehicular nos favorece y no es tan concurrido, lo que nos permite avanzar fluidamente además de que el estado de la vía, aparte de ciertos segmentos en donde hay puntos de obra, se encuentra en muy buen estado. En este descenso pasamos por La Gran Vía y La Mesa pero aprovechando la ayuda de la gravedad, no paramos sino hasta Anapoima en el kilometro 73 para nuestro segundo desayuno.

 

Estando ya unos cuantos pisos térmicos más abajo, chaquetas  y mangas van a la maleta para permitir que el cuerpo se ventile y mantenga una temperatura lo más cómoda posible; sin olvidar ponerse bloqueador.

 

Retomamos el camino y nuestro segundo objetivo es Girardot; pero como en travesía todo puede pasar, una de las ruedas trasera sufre un pinchazo, y aunque el sellante del tubeless nos permite seguir avanzando, en esta oportunidad no es suficiente y decidimos parar en la primera estación de servicio que vemos. Usualmente cuando el sellante no cubre el agujero, se recomienda colocar neumático, no obstante, ya que tan solo es nuestro primer día, consideramos esta medida “muy pronta” y decidimos reparar la llanta con un parche y volverla a instalar sin neumático.

 

Aunque puede parecer sensato, como aprendimos este día, “talonar” la llanta en el rin es decir crear el acople de las superficies con aire a presión no es tan sencillo cuando no se tienen las herramientas correctas, por lo que aunque la logramos al final, nos costó bastante tiempo y energía que hubiéramos preferido ahorrar.

 

Tras superar el impase, se acerca el medio día y el sol empieza a calentar pero todavía avanzamos a buena velocidad ya que la pendiente ligeramente descendente nos ayuda. Cruzamos Pubenza y hacemos parada para almorzar sabiendo que Girardot ya se encuentra a unos cuantos pedalazos. Una vez arrancamos con el tanque lleno, entrando a Girardot el municipio nos recibe con el segundo pinchazo de la jornada, y aunque es inevitable sentirse un tanto frustrado o “emberracado”, la mala suerte no es completa y sobre la variante encontramos una tienda de bicicletas que nos permite nuevamente hacer la reparación del Tubeless y no gastar aun los neumáticos.

 

Nuevamente retomamos camino un tanto afanados por el tiempo perdido en las reparaciones, pero sin entrar en desesperación tomamos ritmo y avanzamos por aproximadamente 2 horas sin parar, hasta que el calor nos supera y sabiendo que en estos segmentos de autopista los sitios de comida y sombra no son tan frecuentes paramos en el restaurante de una estación de servicio para nuevamente almorzar, hidratarnos y recargar caramañolas.

 

Poco después hacemos el desvío obligado hacia Gualanday ya que la autopista tiene un túnel con restricción de tránsito para los ciclistas. Este desvío nos permite conocer y admirar varios viaductos de altura impresionante y que demuestran que sí se puede hacer obras de ingeniería en el país.

 

Se nos acaban las horas del sol, baja la temperatura pero también se va la luz. Disfrutamos del atardecer que nos acompaña hasta el cruce a Rovira, en donde tenemos que adentrarnos unos cuantos kilómetros ya con luces delanteras y traseras. Pasadas las 7:00pm llegamos al Totumo, nuestro lugar de destino y en donde pasaremos el año nuevo durmiendo para salir temprano a la segunda etapa.

totumo

Jornada 2: Ibagué, La Línea, Salento

El amanecer de la segunda jornada nos trae algunos sentimientos encontrados. Ansiosos por afrontar un puerto mítico como El Alto de La Línea, uno de esos ascensos que debes hacer para sentir que subes de nivel como ciclista. Pero también estamos nerviosos porque para llegar hasta allá deberemos superar dos situaciones: Un paso popularmente conocido como inseguro por los  “amigos de lo ajeno”, y los segmentos en carretera con cierres intermitentes debido a derrumbes que habían estado taponando el tránsito de cualquier tipo de vehículo.

 

Alistamos los corotos en nuestros caballitos, y empezamos la búsqueda de un vehículo que pueda escoltarnos por el segmento de la variante que puede representar algún riesgo de seguridad, no obstante, siendo un 1ero de enero a las 6:00 am, no resulta tan sencillo ya que la mayoría de pobladores están descansando de las celebraciones de año nuevo, o, ¡¡aún no han terminado de celebrar!!. Gracias a la ayuda del administrador del hotel, después de varios intentos, un taxista responde a nuestro llamado y nos escolta desde el Puente de la Vida hasta el Boquerón.

 

Tras superar este primer evento, y tomar un buen desayuno, avanzamos hasta la base del El Alto de La Línea en el puente del Río Coello donde empiezan los 46 kilómetros de este magnífico puerto de montaña.

 

El inicio tiene numerosos descansos debido a los viaductos construidos que bordean y conectan la cadena montañosa, pero avanzamos a ritmo aprovechando los segmentos de baja pendiente y sobrellevando las rampas escondidas en diferentes partes del recorrido.

 

Despues de un par de horas y pasada la media mañana, llegamos a Cajamarca, municipio localizado aproximadamente en el punto medio del puerto, y que esparabamos con ansias ya que era hora del segundo desayuno. Sin embargo, la dicha no es completa puesto que para nuestra sorpresa no hay ningún lugar abierto, así que tenemos que pasar derecho y estar atentos a cualquier establecimiento en el camino.

 

Afortunadamente unos pocos kilometros después, gracias a los puntos de obra del Tunel, una tienda esta abierto para los trabajadores del proyecto. No conseguimos el anhelado desayuno que nos imaginábamos pero los pasabocas y gaseosa ayudan mucho. Es increíble como el cuerpo toma cualquier tipo de alimento y lo convierte en combustible para los músculos¡¡.

 

Media hora antes del mediodía, cruzamos el temido sector del talud de Buenavista, en donde se puede observar enormes cantidades de piedras y rocas desprendidas en ambos costados de la vía. La sensación de vulnerabilidad es inevitable así como la inmensidad y absoluto poder de la naturaleza. Cruzamos calladamente, como intentando no retar o despertar a la madre tierra, y en unos cuantos sigilosos pedalazos sobrepasamos el embudo y respiramos aliviados por que el plan se cumplió sin mayores contratiempos.

 

Ya con un poco más de calma, enfrentamos los últimos 10km que también son los más complicados físicamente. Las curvas de herradura de doble digito continúan, la cadencia disminuye y el pedaleo no es tan ágil. Nos distraemos admirando los paisajes, notando los cambios de vegetación y temperatura, y nos vamos adentrando en un manto de niebla. Es un buen indicador ya que estamos alcanzando los 3.000 metros de altitud.

 

Finalmente, 5 horas después de iniciar, llegamos a la cumbre del Alto de La Línea y nos llenamos de emoción indescriptible que sentimos por dentro pero que no completamos de expresar por el cansancio. Hacemos una rápida parada para ponernos chaquetas y guantes, tomar algunos pasabocas y comenzamos el descenso.

 

La muy particular situación de bajo flujo de trafico por la fecha, la pandemia y los derrumbes nos favoreció bastante en el ascenso, pero lo notamos más aun en el descenso. Pudimos tomar velocidad pero mas aun tuvimos mucha maniobrabilidad en las famosas curvas pronunciadas y lo mejor, no tuvimos que sobrepasar ningún camión o tractomula. ¡¡Definitivamente fue la mejor fecha para realizar este recorrido!!

 

Lo que demoramos en subir horas, lo descendemos en poco más de 40 minutos llegando a Calarcá, municipio al cual rápidamente aterrizamos en el parque principal en búsqueda de un muy buen almuerzo que nos permita recobrar energías.

 

Ya nos falta poco para llegar a Salento tomando la Autopista del Café, pero en nuestro camino esta Alto El Roble, con sus primero 12 Km y el ascenso a Salento de 4 km. No parece mucho pero el agotamiento acumulado hace sentir que las piernas ya no tienen mucha fuerza y pedaleas más con la cabeza que con los músculos.

 

Para satisfacción nuestra, tocamos las vías del turístico municipio aun con la luz del día y es tanta la emoción que, ignorando el sentido común, rematamos toda marcha una rampa de unos 50m como si no hubiera un mañana. ¡¡Locuras de ciclista!!.

 

Descargamos en el Hotel bicicletas y equipaje y disfrutamos del atardecer con el hermoso paisaje del eje cafetero.

salento

Jornada 3: Salento, Santa Rosa de Cabal, Chinchiná

Después de haber superado el inmenso reto de la jornada 2, pensamos que los siguientes días podríamos tomarlos con mas calma; pero la vida siempre tiene planes diferentes….

 

En lugar de pasar una noche tranquila y descansada en Salento, tuvimos que lidiar con una intoxicación estomacal. Aunque somos precavidos con los alimentos que consumimos en ruta, en esta ocasión la mala fortuna nos da un susto para no olvidar.

 

EL objetivo de la tercera etapa es llegar a Chinchiná que está a unos 65 km por la Autopista del Café, y aunque el plan original era llegar a través de herradura para explorar y saborear mas las montañas cafeteras; modificamos el plan para hacerlo por el asfalto y así no forzar el cuerpo ya desgastado por el esfuerzo y ahora por el malestar estomacal.

 

Damos unas horas al cuerpo para que se estabilice y nos alimentamos con caldos y sopas con carbohidratos para nutrir el cuerpo de la mejor manera posible. Salimos poco después del mediodía e iremos a un ritmo muy controlado para estar atentos a cualquier síntoma de mayor descompensación.

 

La primera prueba será el corto ascenso desde la vereda Boquía  hasta la autopista del Café y completar Alto El Roble. Aunque nos toca lidiar con la vía angosta y alto tráfico de carros de turistas, la logramos sin mayores contratiempos y con el cuerpo calentando poco a poco.

 

En la cumbre, vislumbramos el cielo nublado y para llegar a Pereira debemos descender 23 km por lo que nos abrigamos y recorremos la bajada con el menor gasto de energía posible. Nuestra corazonada fue correcta y una fuerte lluvia se hace presente a mitad del recorrido y tendremos que lidiar con ella hasta poco antes de entrar a la Capital de Risaralda.

 

Aunque preferimos evitar el cruce de centros poblados grandes como las capitales de los diferentes departamentos que visitamos, en esta ocasión lo debemos hacer pero avanzamos tan ágilmente como nos es posible. El atrancado flujo vehicular y el smog de las urbes no son lo mejor para los ciclistas, pero hay ocasiones en que no hay opciones, como en este día.

 

Atravesamos Pereira conociendo el puente atirantado Cesar Gaviria Trujillo y una vez salimos de Dosquebradas comienza el 2do ascenso del día: Alto El Tambo con 7km al 4%. Este ascenso nos enamora ya que mas de la mitad de su longitud se encuentra el puente Helicoidal, una infraestructura de viaductos y túneles de impresionante complejidad y un éxito de la ingeniería. En su cumbre nos detenemos por unos minutos para apreciar el hermoso paisaje cafetero y su contraste con la vía y la ciudad.

 

Continuamos hasta el Cruce a Santa Rosa de Cabal y paramos para tomar más caldo y asegurarnos de mantener el equilibrio en todo nuestro sistema; afortunadamente parece que se está sobrellevando bien y no hay mayores reacciones.

 

El resto del recorrido hasta Chinchiná, es muy favorable ya que gran parte es descenso, lo que nos permite avanzar rápidamente sin mayores esfuerzos. Finalmente terminando la tarde, llegamos a Chinchiná que nos recibe con los aromas de las plantas de producción de Café y una buena cama para descansar.

CHINCHINA

Jornada 4: Chinchiná - Manizales

Para el cuarto día, amanecemos en Chinchiná tras una noche fría y lluviosa. Después de discutirlo, tomamos la decisión de nuevamente modificar el recorrido planeado que incluía el tránsito por los sectores de La Manuela y Santagueda para finalmente llegar a Manizales; pero debido al malestar corporal aun presente optamos por ser conservadores y realizar el recorrido directo hasta la Capital del departamento de Caldas.

 

La jornada es corta pero inicia con un puerto de 14km al 5,4% en el Ascenso a Manizales, un segmento que nos dejó con la boca abierta por el excelente estado de la vía, pero especialmente por los paisajes. La panorámica de las montañas, la carretera  y un cielo despejado hacen muy especial este puerto.

 

Este día es como pocos, ya que no son muchos los kilómetros nos damos tiempo y calma para avanzar relajadamente, disfrutar de cada pedalazo y probar los manjares de la región. Es un recordatorio de que existen diferentes maneras de disfrutar el cicloturismo y que no siempre involucra avanzar a altas velocidades y comerse los kilómetros para llegar de un punto a otro sino que la magia esta en el camino.

 

Al mediodía coronamos el puerto y cruzamos los límites de la capital caldense. Nos recibe con cielo nublado así que nos colocamos las chaquetas para protegernos de la lluvia. Como siempre, con agua la atención debe aun ser mayor para no tropezar con algún hueco o perder el control de la bicicleta, y aunque nos dimos un buen susto por un agujero en un puente, no pasó a mayores.

 

Llegamos a nuestro destino iniciando la tarde por lo que podemos disponernos a conocer la ciudad de las puertas abiertas el resto del día y el siguiente que decidimos incluir para que las fuerzas estén al 100% para la etapa reina.

manizales

Jornada 5: Manizales, PNN Los Nevados, Libano

Después de conocer Manizales y descansar apropiadamente superando cualquier remanente del malestar de Salento, salimos muy temprano para dar inicio al recorrido mas esperado de la travesía: el cruce del Parque de los Nevados.

 

Nuevamente en nuestro horario usual, salimos a las 6:00am a la autopista para terminar de cruzar Manizales y dirigirnos al Mítico Alto de Letras  cuya cumbre ya conocemos pero esta vertiente es totalmente nueva para nosotros.

 

La vía es de carril sencillo pero amplio y con berma, así que se puede pedalear con relativa comodidad. A diferencia de los días anteriores, ya es 5 de enero y cada vez mas personas retoman sus actividades por lo que el flujo tanto de vehículos como de carga es mas numeroso que los anteriores días.

 

Debido a que salimos temprano, estamos en búsqueda de un lugar para desayunar y con suerte encontramos un lugar perfectamente ubicado donde nos aseguramos de consumir buenas dosis de carbohidratos y proteínas para enfrentar lo que viene.

 

En algo menos de 4 horas completamos los 30Km hasta Letras en donde nos tomamos la foto de rigor, pero sin gastar mucho tiempo descendemos rápidamente los 6 ulitmos kilómetros para llegar al sector La Esperanza para tomar la vía que cruza el Parque de los Nevados.

 

Nuevamente aca paramos para tomar un segundo desayuno ya que seguramente mas adentro en la montaña será mas difícil de encontrar sitios de abastecimientos, así que no se debe escatimar en la preparación y prevención de cualquier eventualidad.

 

Una vez comenzamos el tránsito por el Parque, la sensación de emoción se apodera de nosotros. Tenemos muy buenas sensaciones ya que vamos a buena hora y tenemos mucha expectativa por descubrir lo que vendrá más adelante.

 

La vía es asfaltada aunque un tanto estrecha, pero debido a que el trafico es minimo se puede avanzar tranquilamente. El primer regalo que nos dá el parque es en el km 7.5 desde la Esperanza cuando llegamos a la Laguna Negra en donde nos tomamos unos minutos para disfrutar del paisaje.

 

Pero la imagen de postal y que nos sorprendió de manera muy especial fue cuando 2,5km después, sin mayor aviso y escondido detrás de una humilde tienda y una pila de escombros, de manera totalmente inesperada nos encontramos de frente con el Magnifico Nevado del Ruiz. Aunque esta todavía a varios kilómetros, la sensación de ver de manera tan detallada esa cumbre blanca y rocosa nos crea un recuerdo inolvidable.

 

Seguimos avanzando y unos kilómetros mas adelante llega como en una película la segunda imagen de postal: entre 2 montañas en un giro, de un momento a otro aparece nuevamente la imponente cumbre blanca del Nevado del Ruiz y cada vez más cerca. Definitivamente esta foto la pondremos en todos lados¡¡.

 

En el Km 50 llegamos a la cabaña Brisas, el punto de entrada si se desea ingresar y explorar más al parque. Aunque es una subida dura, decidimos llegar hasta este punto para conocer.

 

Nos tomamos unos minutos para apreciar la inmensidad de la cordillera y su relieve, e iniciamos el transito que hasta ahora había sido en asfalto pero que se agota en este punto y comienza el destapado.

 

Iniciamos con energía y emoción, la vía aunque rocosa es bastante manejable. Sabemos que aun nos queda casi 10 km hasta el punto mas alto pero venimos subiendo toda la mañana y las fuerzas ya se ven mermadas. Además este ultimo segmento del ascenso es bastante irregular, muchos columpios y bastante agotador. Tomamos un respiro y unos pasabocas en la única tienda llamada El SIfon, en donde encontramos varios aventureros que exploran el país de cualquier manera posible ¡ Muy inspirador!

 

Retomamos para finalmente coronar Alto de Ventanas, y dar por cumplido el mayor reto que hasta ahora nos hemos impuesto para nuestras travesías. El sentimiento de satisfacción nos llena de alegría y nos recarga el espíritu para terminar la dura jornada.

 

Nos quedan 24km de bajada hasta Murillo y pensamos que ya había pasado lo mas difícil, sin embargo, el camino se dificulta mucho por el estado de la vía: aparecen secciones con superficies resbalosas por pasos de agua, riachuelos, mucha roca grande, material suelto y lodo. Mejor dicho, como dicen por ahí, un recorrido muy técnico. Nuestra velocidad de avance se ve bastante reducida y aquellas partes del cuerpo que no dolían por el ascenso empiezan a doler por el descenso.

 

El tramo que pensamos nos iba a tomar menos de 1 hora, nos factura casi el doble y el agotamiento físico y mental es muy alto. Celebramos inmensamente cuando termina la herradura y podemos aprovechar esos pocos kilómetros de asfalto para ir a toda marcha y llegar pronto a Murillo para comer.

 

Llegamos finalizando la tarde y los vecinos de mesa en el restaurante nos aconsejan apresurar el paso ya que la vía al Líbano es de bastantes curvas y el transito durante la penumbra puede ser de alto riesgo, así que apresuramos los bocados del corrientazo y avanzamos los últimos kilómetros.

 

Efectivamente es una vía angosta y de mucha curva, pero en comparación a lo superado en esta etapa, la verdad lo disfrutamos bastante y la adrenalina nos hizo olvidar del penetrante frío que invadía el ambiente.

 

Llegamos a nuestro destino al finalizar la tarde y con los primeros rayos de Luna. Una vez más estamos muy contentos por una etapa  en la que llegamos agotados pero sanos y salvos y con recuerdos para toda la vida.

Libano

Jornada 6: Libano, Cambao, Vianí

Penúltima etapa y ya empieza a sentirse la melancolía porque el fin del viaje se aproxima. Nos despertamos algo magullados por el esfuerzo del día anterior pero iniciamos el día con un largo descenso hasta el Cruce de Armero así que las piernas y el cuerpo van a poder calentarse muy lentamente.

 

Por supuesto pasamos por el parque principal del Líbano para la respectiva foto, pero es fugaz y continuamos camino. Por supuesto, en Colombia nada es totalemente de bajada, por lo que en los 43 Km hasta el cruce a Armero existen unas cortas subidas de 2 y 5 kilometros; no parecen mucho pero como arden las piernas.

 

Avanzamos rápidamente y antes de llegar al punto más bajo, junto al Río Magdalena, hacemos una parada para el segundo desayuno de media mañana. El cambio de temperatura es muy notorio y ya vamos con la lengua afuera por el calor, así que debemos estar siempre bien hidratados y con comida en el estómago.

 

A los 45 kilometros se acaba la dicha y la ayuda de la gravedad y empezamos a pedalear en serio. La recta hasta Camabao es de 23 kilometros y el cielo esta totalmente despejado y los rayos de sol apuntando a nuestras espaldas. Tratamos de avanzar a un buen ritmo para reducir el tiempo de exposición al sol y hacemos nuestro mejor esfuerzo aunque el cuerpo clame por bajar el ritmo.

 

Llegamos a Cambao y paramos para almorzar así sea antes del mediodía, porque ya sabemos lo que nos espera. Al terminar, el sol esta en su máxima expresión, pero no hay nada que hacer, es mejor empezar de una vez y no que nos coja la tarde así que justo a las 12:00pm  empezamos el ascenso de Alto Cambao con sus 32 km al 4%.

 

Para ser honestos, en un puerto de estos no hay mucho que explicar, eres solo tu con la bicicleta librando una batalla interna en la que el cuerpo te dice que ya no más pero la mente debe mantenerse firme en su objetivo. Pedaleas y pedaleas, aguantas el calor, tomas y comes y sigues pedaleando.

 

Sabemos que hasta el kilometro 15 aparece la primera tienda, y nos alcanzamos a asustar porque estaba cerrada¡¡, pero unos metros mas adelante había otro establecimiento donde recuperamos fuerzas por un rato. Nuestro segundo punto de referencia era la entrada a San Juan de Rio Seco, donde sabíamos que podríamos encontrar almuerzo; pero oh¡ sorpresa: estaba cerrado….

 

Las ansias suben de nivel porque el cuerpo te esta pidiendo combustible, pero sin entrar en desesperación seguimos avanzando y encontramos nuevamente una tienda para hacer parada. No encontramos el tipo de comida que necesitamos pero algo es algo y el cuerpo lo agradece.

 

Cuando salimos de la tienda, notamos un desperfecto en una de las llantas traseras e identificamos que un rayo (o radio) se rompió y por lo tanto la rueda queda desbalanceada. Nunca nos había ocurrido esto por lo que no estamos seguros de que la rueda pueda aguantar y estropee los planes para el ultimo día.

 

Afortunadamente, otro beneficio del ciclismo, es que conoces mucha gente nueva y mas experta en todos estos temas por lo que pedimos consejo a varios amigos y la mayoría coinciden en que la rueda tiene resistencia suficiente para sobrellevar estos últimos kilómetros y la llegada a Bogota. Así que sin muchas más opciones, continuamos con la rueda tal y como esta.

 

Llegamos a nuestro destino y hospedaje a las afueras de Vianí, y nos preparamos para nuestra ultima etapa de este maravilloso viaje.

viani

Jornada 7: Vianí, Alto la Tribuna, Bogotá

Nos despertamos listos para realizar la ultima etapa y llegar a casa nuevamente. Algo tristes por que la aventura se acaba pero a la vez satisfechos de haber cumplido el reto y tomarse unos días de merecido descanso.

 

De nuevo tenemos suerte y el camino empieza con un segmento plano y después otro de bajada hasta el Río contador, así damos un poco de tiempo para aclimatar los musculos. No obstante depues de este pedazo empieza el Alto La Tribuna con 30 km de longitud al 5%. ¡¡Definitivamente para ser ciclista en Colombia tienes que enamorarte de las subidas!!.

 

Este puerto en particular es poco conocido ya que el mas transitado es el que nace en Villeta y termina en el mismo punto, sin embargo, esta ruta la disfrutamos bastante ya que los primeros 20 kilometros, antes de llegar a la vía principal, el flujo de tráfico es mucho menor por lo que no hay tanto desgaste mental ni tensión.

 

Pasamos Guayabal de Siquima y llegamos al cruce para tomar la vía principal que viene desde Villeta. En seguida percibimos el cambio de ambiente y las Mulas y camiones aparecen en bandada. A pesar del cansancio, prender todos los sentidos y concentrar la atención para maniobrar con seguridad, es imprescindible en vías como estas. Son poco mas de 11 kilometros hasta la cumbre así que lo tomamos con calma y siempre priorizando la seguridad para que un descuido o imprudencia de ultima hora nos dañe el regreso triunfal a Bogotá.

 

Como ya hemos subido varios pisos térmicos, hacemos una corta para en una estación de servicio para colocarnos mangas y guantes y tomarnos unos minutos de descanso y como siempre: Comer.

 

Finalmente, con 4 horas de ascenso, coronamos el octavo y último puerto de la travesía. Celebramos porque estar fuera de casa por una semana, recorrer casi 700km y conocer tantos departamentos y pueblos de nuestro país, es una hazaña de la que nos sentimos orgullosos pero mas que todo agradecidos de tener la oportunidad de hacerlo de esta manera.

 

¡¡Que viva el Bikepacking!!

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Siberia

TRAVESÍA AL NILO

Aunque el territorio Colombiano es inmenso, no desfallecemos en nuestro objetivo de conocer y documentar la mayor cantidad de rutas, pueblos y regiones del país.

 

Con esto en mente, decidimos explorar la zona suroccidente de Cundinamarca, por lo que diseñamos una ruta de 4 días de viaje.

 

Jornada 1: Bogotá, Girardot, Pubenza

Programamos para el primer día el recorrido con más kilómetros aprovechando que la altimetría para llegar a Girardot es “bajando” así que el largo descenso desde Facatativá permite avanzar varios kilómetros con el gasto mínimo de energía.

 

Iniciamos antes de que salga el sol y desde la autopista Bogota-Medellín tomamos el desvío hacia Facatativá. Atravesamos el casco urbano para tomar la Autopista hacía Vianí bajando el Alto de la Tribuna, un puerto muy reconocido para los Bogotanos por su longitud y alto flujo de tráfico pesado. No obstante, siendo aun temprano en la mañana, el descenso se puede hacer con relativa fluidez, pero siempre con los 5 sentidos muy alertas.

 

Particularmente el día de hoy, y como no nos había pasado en ocasiones anteriores, el clima nos acompaña con un denso manto de niebla que permanece con nosotros varios kilómetros y que le da un toque de misterio y novedad al recorrido. ¡¡ Empezamos bien !!…

 

Tras 11km de descenso, tomamos el desvío hacia Guayabal de Síquima, población que bordeamos y posteriormente llegamos a la base del primer puerto del día: Alto Bituima, con 13km y 4% de inclinación promedio.

 

Paramos en Vianí para el segundo desayuno, tomamos fuerzas para coronar el puerto y continuar el descenso de casi 40km pasando por el cruce a San Juan de Rioseco y aterrizando en la glorieta recientemente construida que reparte a Cambao, Honda y Girardot.

 

Tomamos la salida al sur para dirigirnos a una de las poblaciones mas visitadas por los capitalinos en los fines de semana, puentes y vacaciones, por su caluroso clima y variada oferta de clubes y fincas de recreo.

 

Pero para llegar a Girardot primero debemos recorrer un segmento de poco mas de 100km paralelo al magnifico Rio Magdalena, que como suele pasar, en el plan de viaje parece plano pero que al momento de recorrerlo te das cuenta que tiene cortos segmentos de subida que debemos tomar con calma para administrar las fuerzas.

 

El factor del que más estábamos prevenidos era por supuesto el calor, ya que estando a 200 m.s.n.m, temíamos que pudiera ser bastante desfavorable, no obstante, tenemos fortuna ya que algunas nubes nos acompañan, por lo que, aunque hubo ciertos puntos álgidos de alta temperatura, los pudimos manejar y afrontar con buena hidratación sin que causaran efectos muy negativos y eso que tuvimos que lidiar con una pinchada…

 

Avanzamos a ritmo constante, pero ya ha pasado buen tiempo desde la hora del almuerzo por lo que en el Km 166 en la población de Guataquí decidimos hacer parada para comer, y nuevamente la fortuna nos acompaña pues en el tiempo que estuvimos alimentándonos, cae un aguacero de esos típicos de tierra caliente: Mucha agua en poco tiempo.

 

Avanzamos cruzando Nariño y poco antes del Km 200 finalmente vemos el puente Enrique Santos Castillo, el cual marca el punto mas lejano de la travesía y el inicio del retorno que tomará 3 días adicionales.

 

Llegamos a Girardot, pero solo bordeamos la cabeza municipal por la autopista y posteriormente damos por terminada la jornada en un hospedaje unos metros antes del peaje de Pubenza completando así 223km, nuestra segundada etapa más larga en un viaje.

pubenza

Jornada 2: Pubenza, Agua de Dios, Mesitas del Colegio

Como el objetivo es explorar y conocer los caminos y pueblos del sur de Cundinamarca, para la ruta de regreso a Bogotá no tomamos la autopista, sino que nos adentramos en la montaña, para conocer más del departamento.

 

Empezamos por llegar a Tocaima, en donde tomamos el desvío hacía Agua de Dios, el cual inicia con carretera perfectamente pavimentada y señalizada además de atravesar el puente Antonio Nariño que pasa sobre el Río Bogotá. Tras 10km sobre el asfalto, damos la vuelta al parque de Agua de Dios, tomamos foto en su Parroquia y continuamos el camino hacia el Nilo.

 

Es notable el cambio en el estado de la vía, que, aunque sus primeros kilómetros siguen en asfalto un tanto deteriorado, el destapado se hace presente con material bien asentado que invita al avance rápido aprovechando las características de la bicicleta de gravel. ¡¡Muy emocionante!!

 

Finalmente llegamos al Nilo, el lugar que en parte motivó el viaje, así que conocemos el parque principal y comemos uno de nuestros combustibles favoritos: Ensalada de frutas con helado – Muy apropiado para el clima y recuperar calorías gastadas.

 

Después de los minutos de descanso y con la energía arriba, nos disponemos a afrontar el ascenso del día: Alto Los Mentos con 18km al 5% en asfalto y destapado. Sabíamos que era clave tomar un ritmo moderado para administrar la energía, así que el primer tramo en asfalto hasta la población de Pueblo Nuevo, la tomamos con calma y hacemos parada para almorzar el acostumbrado corrientazo ya que mas adelante en la montaña no hay puntos de recarga así que debemos ir con el tanque lleno.

Empieza la tarea pero pronto nos damos cuenta que el terreno no es lo que esperábamos ya que esta mucho mas escarpado, con rocas grandes, huecos y muy pocas líneas limpias. Y aunque la pendiente nunca pasa del 10%, el pedaleo es lento y de mucha fuerza por lo que en muy pocos kilómetros se acumula la fatiga muscular y avanzamos lento… pero avanzamos. Poco a poco se consumen el segmento, pasando por varias superficies pero todas igualmente complejas, nos distraemos admirando la verde vegetación y adivinamos hace cuanto no pasa ni un vehículo por esa vía.

 

Tras poco mas de 3,5 horas, llegamos a la cumbre, aliviados por haberlo logrado y esperanzados en la recompensa del descenso, sin embargo, la ruta (y la vida) en ocasiones es un tanto cruel, y el camino no mejora para la bajada. Aparecen piscinas de lodo por la lluvia de las ultimas horas, el camino sigue empedrado y muy técnico. Sacamos un poco de aire de las llantas para tener mas amortiguación pero, aunque ayuda, esta lejos de ser el descanso que necesitábamos.

 

Pero lo afrontamos y asumimos como es, y descendemos a lo que nos dan nuestras habilidades de ciclomontañismo sin tomar demasiados riesgos y evitando golpes o caídas. Así poco a poco y con rápidas paradas para aliviar el cansancio de brazos, manos y dedos, logramos pisar asfalto y aterrizar en Viotá.

 

Ya siendo media tarde, tomamos el segundo almuerzo viendo el segundo tiempo del partido Colombia-Uruguay, cuya derrota aunque triste, nos ayuda a distraer la mente de nuestra propia fatiga y cansancio.

 

Sin mas tiempo que perder, retomamos rumbo a Mesitas del Colegio municipio que nos hospedará por esta noche, pero antes deberemos escalar Alto El Triunfo de 14 km al 4% y totalmente pavimentado. Nuestro cuerpo agradece que ya no tenemos que maniobrar para esquivar o superar rocas y zanjas, pero ya no tenemos la misma energía ni fuerza además los repechos con pendiente doble-digito se encargan de drenarnos lo que nos queda.

 

Así, pasa el atardecer y cae la noche llegando al municipio del Triunfo, donde para finalizar nos tomamos una gaseosa casi celebrando la hazaña de este día.

 

Encontramos nuestro hospedaje y reflexionamos sobre la ruta del día siguiente y concluimos que es mejor optar por una opción mas relajada que le permita al cuerpo recuperar fuerzas para lo que queda de viaje.?

mesitas

Jornada 3: Mesitas del Colegio, Cachipay, Anolaima

Dado que decidimos modificar la etapa, que originalmente nos llevaría por destapado cruzando Quipile,  nos permitimos unas horas más de sueño y salimos a media mañana rumbo a Anolaima, nuestra última parada.

 

Por la Autopista, debemos recorrer 50km y superar 2 puertos: Alto La Mesa y Alto de Manila. El primero de ellos comienza en un paso a nivel sobre el Río Bogotá, que nos baja la nota un poco porque su imponente caudal se ve empañado por su turbio color espumoso que denota su nivel de contaminación.

 

Empezamos a afrontar los 13 Km  aun con buena temperatura corporal, aunque rápidamente el cielo despejado y el sol calientan nuestras espaldas. La vía es agradable ya que el flujo de carros es bajo y el pavimento esta en buen estado, pero nuestras piernas ya adoloridas sufren por que tiene una buenas rampas y cortos segmentos de alta inclinación.

 

Tras el kilometro 11 el panorama cambia ya que llegamos a la Autopista principal hacia la Mesa, por lo que la carretera se ensancha y el flujo vehicular aumenta sustancialmente, sin embargo, la vía en buen estado y doble carril permiten pedalear cómodamente al costado derecho sobre la línea. La cosa se complica un poco al llegar a la Mesa y atravesar la cabecera municipal pues la doble calzada se reduce a un solo carril, hay muchos vehículos parqueados a los costados y los cruces hacia todas las direcciones abundan. Son un par de kilómetros en los que no se puede perder la concentración para maniobrar de la manera mas segura.

 

Disfrutamos del descenso hasta la Gran vía y hacemos parada para el primer almuerzo del día. Descansamos un rato y retomamos fuerzas para alcanzar la segunda cumbre del día. El alto de Manila, con 18km de longitud y 5% de pendiente promedio, es un reto desafiante para cualquiera, pero se vuelve un reto mental cuando tus piernas ya están cargadas y desde el primer metro tu cuerpo pareciera decir ¡No más!.

 

Pero la locura nos llevó a este punto, así que la locura de seguir y perseverar nos hará llegar a la meta a pesar del dolor y cansancio. Irónicamente, lo agradable del paisaje hace que la mente se distraiga y que se consuman los kilómetros, nos hidratamos y comemos sobre la bici y hacemos una parada en Cachipay para darnos ánimos con una ensalada de frutas con helado.

 

Ya con lo ultimo pasamos el cruce a Zipacón, y terminamos el puerto para disfrutar del descenso hasta Anolaima y llegar a su parque principal.

Anolaima

Jornada 4: Anolaima, Zipacón, Bogotá

Llega la ultima etapa con la nostalgia de terminar un viaje que nos trajo unas experiencias inolvidables. Para empezar el día como se debe, desayunamos en la plaza de Anolaima para llenar nuestros tanques de combustible con el sabor tradicional colombiano.

 

Iniciamos con el Alto de Anolaima, 7 km al 3%, con actitud de domingo y agradeciendo que su inclinación no es demasiada y más bien apropiada para calentar de nuevo los músculos.

 

Llegamos a la cumbre y después al cruce a Zipacon en donde el Alto de la Virgen, con sus 18km es el verdadero reto del día. Lo bueno es que ya lo conocemos, sabemos que tiene unas cuantas curvas con fuerte inclinación, pero nos distraemos pensando en el inigualable Pan de Maiz de Zipacón.

 

El clima empieza a enfriarse y se nota que estamos mas cerca de Bogotá. Por el camino nos vamos vistiendo con guantes, mangas y nos apuntamos los jerseys. Eso sí, Bogotá nos recibe con un aguacero de esos que tapan alcantarillas, crean lagunas en las vías y ralentiza el tráfico; pero para nosotros ya no hay más espera y a pesar del frío y seguimos sin importar agua y viento hasta llegar a casa a descansar.

siberia